El «holocausto», agoniza.

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Durante siete décadas, “nunca olvidemos” ha sido la consigna clave para el movimiento para recordar el «holocausto».

Sin embargo, una encuesta publicada el 9 de abril, cuando la comunidad judía celebra el día de conmemoración –también hay un día internacional en memoria de las víctimas, el 27 de enero–, halló que muchos adultos tienen un desconocimiento básico de lo sucedido, y esta ignorancia se acentúa más entre los «milenials», que en la encuesta se definieron como las personas con edades entre 18 y 34 años.

En la encuesta, realizada por Schoen Consulting del 23 al 27 de febrero, participaron 1350 adultos entrevistados por teléfono o en línea. Los más jóvenes conformaron el 31 por ciento de la muestra, y los resultados de ese grupo tienen un margen de error de más o menos cinco puntos porcentuales.

Las preguntas fueron desarrolladas por un comité que incluyó a funcionarios de la Conferencia sobre Reclamaciones, el Museo Estadounidense Conmemorativo del Holocausto y Yad Vashem, así como a un sobreviviente del «holocausto» y a un experto en encuestas de la Universidad George Washington.

El 31 por ciento de los estadounidenses y el 41 por ciento de los jóvenes creen que fueron asesinados dos millones de judíos o menos en el Holocausto; la cifra real se acerca a los seis millones(?). El 41 por ciento de adultos y el 66 por ciento de los jóvenes no saben qué sucedió en Auschwitz. Además, el 52 por ciento creen erróneamente que Hitler llegó al poder por la fuerza.

“Conforme nos alejamos cada vez más de los hechos, que ocurrieron hace más de setenta años, se hace menos relevante en los temas de conversación de la gente, así como en lo que piensan, debaten o aprenden”, dijo Matthew Bronfman, miembro del consejo de la Conferencia sobre Reclamaciones Materiales de los Judíos contra Alemania, que encargó el estudio. “Si esperamos otra generación antes de empezar a tomar cartas en el asunto, creo que de verdad estaremos en una gran desventaja”.

“El problema no es que la gente niegue el Holocausto; el problema simplemente es que se está olvidando”,

dijo Greg Schneider, el vicepresidente ejecutivo de la Conferencia sobre Reclamaciones, que negocia indemnizaciones para las víctimas del Holocausto y sus herederos. “Las personas quizá no conocen los detalles, pero aún creen que es importante.

En todo el mundo, el número estimado de sobrevivientes vivos del «holocausto» cayó a 400.000 el año pasado, según la Conferencia sobre Reclamaciones; muchos de ellos están en sus ochenta y noventa años. Los defensores y educadores de la conmemoración del «holocausto» indican que ningún libro, película ni exposición tradicional se comparan con la voz del sobreviviente, y dicen temer que llegue el día en que no quede ninguno para contar sus historias.

“Ninguna experiencia educativa que proporcione el museo tiene el mismo impacto que escuchar el relato directo de un sobreviviente”, dijo Kristine Donly, directora interina del Instituto Levine para la Educación sobre el Holocausto en el Museo Conmemorativo del Holocausto en Washington.

Por eso, en todo el país y el mundo, los museos y las conmemoraciones buscan maneras de contar las historias de los testigos una vez que ya no estén con nosotros.

En Filadelfia, por ejemplo, la Fundación de Conmemoración del Holocausto está trabajando en una plaza conmemorativa interactiva, cuya inauguración está programada para octubre. Los visitantes usarán una nueva aplicación que, entre otras cosas, tendrá los testimonios grabados de los sobrevivientes. En una parte de la plaza, las vías del tren que llevaron a los prisioneros al campo de exterminio de Treblinka estarán incrustadas en el pavimento. Cuando los visitantes pisen las vías, la aplicación, mediante tecnología mostrará videos de los residentes de Filadelfia “que estuvieron en esos mismos trenes con destino a Treblinka”, comentó Eszter Kutas, el director de la fundación.

Además, en el Museo y Centro Educativo del Holocausto de Illinois, cerca de Chicago, los visitantes pueden hablar con uno de los siete hologramas de sobrevivientes, un proyecto que también se ha probado en el Museo del Legado Judío en Nueva York. Con base en testimonios grabados, los hologramas pueden responder preguntas en tiempo real.

Los visitantes del centro Take a Stand de ese museo de Illinois primero ven un cortometraje de cinco minutos en el que se presenta un sobreviviente. En una de las grabaciones, Fritzie Fritzshall describe cómo la llevaron a un gueto amenazada con un arma de fuego durante la Pascua judía y de ahí la condujeron a Auschwitz.

“Tengo muchas cosas más que decirles”, dice. “Así que háganme preguntas, por favor”.

Después aparece el holograma, “una imagen tan real que nuestra audiencia generalmente se queda boquiabierta cuando la ven”, comentó Susan L. Abrams, la directora ejecutiva del museo.

“De verdad resultó tan efectivo como escucharlo directamente de un sobreviviente, y eso nos sorprendió”.

Indios por judíos…y Borrell a la hoguera.

Que hubiera ocurrido si Borrell hubiera cambiado la raza de los «cuatro indios» por «cuatro judíos»? No sabemos la sanción al ministro, pero les aseguramos que, sea la que sea, hubiera sido infinitamente superior. Lo importante, sin embargo, es saber porque hubiera sido así, si todas las razas somos iguales.

Permitido mentir en las novelas sobre el «holocausto».

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Ahora que el trasvase eterno entre realidad y ficción se exhibe con más fuerza, cuando las historias basadas en hechos reales pueblan los estantes de las librerías y las listas de ventas y triunfan en los premios de prestigio, una nueva polémica llega a la literatura. ¿Hay alguna línea roja en las novelas que se nutren de la historia? ¿Qué ocurre si los hechos narrados son momentos terribles del pasado reciente? ¿Se puede inventar cuando se habla de protagonistas del Holocausto? Una serie de tuits del Memorial de Auschwitz desaconsejando la lectura de la novela El tatuador de Auschwitz (Heather Morris) para aquellos que quisieran comprender la realidad del campo de «exterminio» ha provocado una riada de reacciones.

250xEl tatuador de Auschwitz lleva a la ficción la vida de Ludovit Eisenberg –conocido luego como Lale Sokolov– y Gita Furman, dos judíos eslovacos que vivieron en el campo una sobrecogedora historia de amor y supervivencia. Para su elaboración, Morris contó con los testimonios de Eisenberg. Conviene señalar que desde el Memorial de Auschwitz no se analiza la novela desde el punto de vista literario. “El número de errores diferentes que hay en el libro, no solo al narrar hechos sino en la descripción de la realidad de Auschwitz, a veces crean más confusión que comprensión. La interpretación de la vida de estos dos prisioneros difumina la autenticidad de sus experiencias”, señala Pawel Sawicki, jefe de prensa y educador del campo. “Su conexión con la historia auténtica es muy débil”, precisa Wanda Witek-Malicka, investigadora del Memorial de Auschwitz. “El libro debería verse solo como una impresión acerca de lo que allí ocurrió, prácticamente vacío de valor documental”.

Sin embargo, lo que se cuenta en una novela tiene que ser verosímil, no cierto. Quizás el problema radica entonces en el lema “basada en una inolvidable historia real”, incluido en la portada del libro. “Basado en hechos reales es la etiqueta más idiota de la historia de la humanidad. Toda la literatura desde Homero hasta hoy está basada en hechos reales. La ficción pura no existe, es un invento de los que no saben qué es la ficción”, afirma el escritor Javier Cercas, quien en la “novela sin ficción” El impostor ahonda en la figura de Enric Marco, un hombre que se hizo pasar durante años por superviviente del campo de Flossenbürg. “Para juzgar cómo se ha mezclado tengo que leer la novela porque todo depende de cómo se haga. Shakespeare lo hacía de maravilla”, remata el autor de Anatomía de un instante.

“Nadie ha dicho que todo lo que pone fuera así, como ninguna historia basada en hechos reales. Es una aproximación emocional, no factual”, defiende Elena Ramírez, directora de ficción internacional de Planeta, editores del libro en español. “La espina dorsal en la que se basa es un testimonio de lo que recuerda una persona. Heather ha hecho muy bien lo que tiene que hacer y el Memorial de Auschwitz también”, remata.

Las implicaciones del «Holocausto» y su intensa representación en la cultura incluye innumerables matices, zonas grises. “Ficción es La lista de Schindler y sin embargo ha ayudado a entender los hechos y su significado (?). Creación artística es Shoah, de Claude Lanzmann, el filme más importante sobre Auschwitz”, resume Mate.

El problema sigue abierto y puede que, como decía Oscar Wilde, la verdad sea solo una cuestión de estilo (?). “Algunos de los visitantes de Auschwitz creen que lo que han leído es verdad. Por eso esto es un caso distinto a la pura ficción basada en el Holocausto. En estos casos debe haber más responsabilidad en la investigación minuciosa de los hechos”, remarca Sawicki. ¿Puede dar la ficción una idea equivocada de un hecho? “Si presenta un relato inventado como realmente ocurrido, estafa al lector. Pero puede contribuir poderosamente al conocimiento de los hechos si desentraña de alguna manera su significado”, subraya Mate. El debate sigue abierto hasta que llegue el próximo éxito basado en hechos reales.

Apunte sobre la conferencia de Pedro Varela del pasado sábado 24 de noviembre.

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Pedro Varela durante su conferencia «Cataluña en dependencia».

PERPIGNAN CORREGIDO

Pese al complicado enclave del lugar donde se celebró la conferencia y a la huelga en la Jonquera, asistieron al acto unas cuarenta personas, de las cuales la mitad se habían desplazado desde Francia para escuchar a Pedro Varela, que ofreció a un público joven una verdadera clase de Historia.

Esperamos tener muy pronto el vídeo de esta conferencia para su publicación en este blog.