La masacre de Vilmsee

Chicas de la BDM en el campamento de Vilmsee

(Esta declaración puede herir la sensibilidad de nuestros lectores)

Los informes de la ciudadana germano-brasileña Leonore Geier como testigo también fueron confirmados por Bernhard Wassermann y Manfred Haer, miembros de la compañía de armas y entrenamiento de infantería/81. Infanterie-Division aseguró, a los que posteriormente se les confió el trabajo de salvamento en los campos cuando, después de una retirada temporal del 1.er ejército bielorruso, la Wehrmacht alemana había liberado Neustettin nuevamente después de un contraataque. En se momento, la testigo trabajó como oficinista en el campamento “Vilmsee” del servicio de trabajo femenino. Como Brasileña, fue vista por el ejército ruso como una aliada en el uso forzoso del estado «nazi».

Estos actos fueron documentados con el sello del ejército bielorruso. El informe fue dado a conocer el 6 de octubre de 1956 y describe los hechos del 16, 17 y y el 18 de febrero de 1945. La verdadera historia de esta desgarradora historia apareció por primera vez en Deutsche Nationalzeitung, No. 17-65, p.7. 

RELATO DE UNA TESTIGO PRESENCIAL

«En la mañana del 16 de febrero (1945), un destacamento ruso ocupó el campamento RAD de Vilmsee cerca de Neustettin.

El comisario ruso me excluyó en buen alemán que el campo había sido cerrado y que nosotras, como unidad uniformada, seríamos transportadas inmediatamente a un campo de concentración. Yo, como brasileña-alemana, pertenecía a una nación aliada de los Aliados. Éramos unas 500 doncellas de la RAD femenina.

El comisario nos examinó muy cortésmente y nos mostró el cuartel de trabajadores extranjeros de la fábrica. Sin embargo, el espacio asignado era demasiado pequeño para todas, por lo que hice gestiones ante el inspector. Dijo que era solo temporal y que podía alojarme en la oficina si me sentía incómoda demasiado pequeña para mi, lo que acepté con mucho gusto. Inmediatamente me dijo que dejara de contactar con las demás porque eran miembros del ejercito enemigo. Cortó mi reproche de que eso no era cierto con el comentario de que me dispararían si repetía algo similar.

De repente escuche fuertes gritos y dos soldados del Ejercito Rojo trajeron a cinco chicas. El comisario les ordenó que se quitaran la ropa. Cruzamos el patio hasta la antigua cocina de trabajo, que había sido completamente vaciada excepto por unas pocas mesas junto a la ventana. Hacia un frío terrible y las desafortunadas temblaban. Unos cuantos rusos nos esperaban en la gran sala de azulejos, quienes seguramente hacían comentarios muy obscenos ya que cada palabra provocaba las carcajadas de los soldados. Entraron dos polacos, vestidos sólo con pantalones, y las chicas gritaron cuando los vieron. Rápidamente agarraron a la primera y doblaron sus espaldas sobre el borde de la mesa hasta que sus articulaciones crujieron. Casi me desmayo cuando uno sacó un cuchillo y le cortó el pecho derecho, hizo una pausa y le cortó el otro. Nunca he oído a nadie gritar tan desesperadamente como esta chica. Después de eso la apuñaló varias veces el abdomen jadeado por sus compañeros.

La siguiente clamó clemencia, pero en vano, como era particularmente bonita, tuve la impresión de que la tortura se estaba haciendo muy lentamente. Las otras tres se habían derrumbado, gritaban llamando a su madre y pedían una muerte rápida, pero su destino estaba escrito. La última era todavía medio niña con el pecho apenas desarrollado, la carne fue literalmente arrancada de sus costillas hasta que el hueso quedó expuesto.

Nuevamente trajeron a cinco chicas más, todas bien desarrolladas y bonitas. Cuando vieron los cuerpos de las mujeres anteriores, comenzaron a llorar y gritar. Sin casi fuerzas intentaron desesperadamente defenderse. Pero no les sirvió de nada, los polacos se volvieron cada vez más crueles. A una le abrieron el cuerpo a lo largo y le echaron una lata de aceite para máquinas, que intentaron encender. A la otra un ruso le disparó en las partes íntimas antes de que le cortaran los senos.

Un frenesí de sangre se apoderó de los rusos. Trajeron chicas todo el tiempo.

Veía esas escenas disueltas en una especie de niebla roja. Cuando me fallaron las rodillas, me obligaron a sentarme en una silla, el inspector siempre se aseguró de que estaba mirando, cuando tenía que vomitar paraban la tortura. Una chica no se había desvestido por completo y podría haber sido un poco mayor que las otras, que tenían unos diecisiete años. Le empaparon el sostén en aceite y le prendieron fuego, mientras ella gritaba, le introdujeron una delgada barra de hierro en la vagina hasta que le salió por el ombligo.

Grupos enteros de chicas fueron liquidadas en el patio con garrotes después de que las más bonitas fueron seleccionadas para esta sala de tortura. Fue un hecho terrible que ninguna de las chicas mutiladas perdiera el conocimiento. Cada una sufrió la esa tortura plenamente consciente.

 La matanza fue interrumpida varias veces para barrer la sangre y retirar los cadáveres.

Por la noche caí en una fuerte fiebre nerviosa. De ahí en adelante no tengo ningún recuerdo hasta el momento en que desperté en un hospital. Las tropas alemanas recuperaron temporalmente Neustettin y nos liberaron. Como supe más tarde, durante los tres días de la primera ocupación rusa, alrededor de 2000 chicas que estaban en RAD, BDM y otros campamentos en el área fueron asesinadas”.

Churchill le había dicho a Mikolakczyk cuando este último protestó durante las negociaciones en Moscú contra obligar a Polonia a incorporar Alemania del Este:

«No importa los cinco o más millones de alemanes. Stalin se ocupará de ellos. No tendrás problemas con ellos; dejarán de existir.«

Nota: La publicación de este truculento relato es una excepción, sin embargo tenemos la obligación moral de dar a conocer un hecho -de los muchos cometidos por el ejército bolchevique- que han sido, son y serán censurados en pro de la visión de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial.

Hemos acortado este relato para no detallar datos aún más insoportables sobre esta masacre.

Los 56.685 judíos que ya son portugueses: un gran negocio

Roman Abramóvich, en el área VIP del aeropuerto internacional Ben Gurion en Israel el 14 de marzo.

El portugués más rico del mundo se llama Roman Abramóvich. La prensa lusa ironiza con el asunto cada vez que puede desde que el diario Público destapó que el multimillonario ruso había obtenido la ciudadanía portuguesa en abril de 2021, aprovechando la vía abierta en la Ley de la Nacionalidad para los descendientes de los sefardíes expulsados de Portugal en 1496 por el rey Manuel I. El oligarca que antes contrataba a Lady Gaga para conciertos privados y que ahora tiene yates retenidos en varios puertos occidentales por las sanciones tras la invasión rusa de Ucrania es uno de los 56.686 judíos, la mayoría residentes en Israel, que se convirtieron en portugueses entre 2015 y 2021. En ese periodo, apenas 300 peticiones fueron rechazadas por al Instituto de los Registros y del Notariado del Ministerio de Justicia, que debe certificar si se concede o no la ciudadanía y que tiene aún pendientes de examinar más de 80.000 expedientes.

Casi el 90% de las 137.087 solicitudes presentadas en seis años partieron de la Comunidad Judaica de Oporto, la única junto a la Comunidad Judaica de Lisboa, autorizada legalmente a emitir certificados para lograr la nacionalización portuguesa. Las sospechas se centran en la entidad de Oporto, que vio crecer su poder financiero e institucional desde que se abrió el proceso para los sefardíes. Su rabino, Daniel Litvak, fue detenido en marzo durante unas horas en el marco de la investigación abierta por la Fiscalía General del Estado sobre las irregularidades en la tramitación de expedientes en los que se podrían haber cometido tráfico de influencias, corrupción activa, falsificación de documento, blanqueamiento de capitales, fraude fiscal y asociación criminal.

La policía sospecha que han podido desviarse 35 millones de euros de las donaciones recibidas por la organización religiosa desde que entró en vigor la norma. El segundo acusado por esta investigación es el abogado Francisco Almeida Garrett, que pertenece a la dirección de la Comunidad Judaica de Oporto y es sobrino de Maria de Belém Roseira, la diputada socialista que defendió la laxa redacción de la norma para los sefardíes. Fuentes citadas por el semanario Expresso aseguran que la institución contaba con una “contabilidad paralela, en on y en off” y que un testigo denunció hace años ante la policía judicial la conexión portuguesa con una red de falsificación que emitía certificados fraudulentos de nacimiento sellados por el Reino de Marruecos y acreditados por el tribunal rabínico de Casablanca a cambio de 6.500 euros. La gestión burocrática de la nacionalización se ha convertido también en un apetitoso negocio para bufetes de abogados que se ofrecen a tramitarla en poco tiempo.

El rey Felipe VI saluda al rabino sefardí Shlomo Moshe Amar, durante una reciente visita a España.

Cómoda vía de acceso a la UE

No ha sido el único rico atraído por la ciudadanía portuguesa. El multimillonario israelí Lev Leviev, conocido como el rey de los diamantes, amigo de Abramóvich y de Berel Lazar, rabino jefe de Rusia y próximo a Putin, también fue certificado en 2020 por la comunidad de Oporto como descendiente de sefardíes ibéricos, según el semanario Expresso. No ha trascendido si la Administración portuguesa le ha dado ya el visto bueno a su nacionalización.

La prensa lusa está sacando poco a poco a la luz un entramado de relaciones sospechosas alrededor de la actividad de esta comunidad judía y del procedimiento seguido en el caso Abramóvich, entre otros. El rabino Alexander Boroda, que firma el documento que acredita las raíces sefardíes del oligarca, preside la Federación de Comunidades Judaicas de Rusia desde 2008, cuyo consejo de administración incluye al propio Abramóvich, según el diario Público. El propio Boroda fue a su vez acreditado por la comunidad de Oporto como descendiente de sefardíes. Otro de los rabinos que avala al oligarca ruso es el israelí Yona Leib Label, también acreditado por la Comunidad Judaica de Oporto como descendiente de sefardíes.

Puede que la nacionalidad de Abramóvich sea reversible si finalmente la investigación abierta determina que se cometió alguna anomalía, pero lo que ya es seguro es que la laxitud de la Administración lusa tiene los meses contados. En septiembre entrará en vigor, según se recoge en el portal del Ministerio de Justicia, el artículo del decreto ley del Gobierno que endurece los criterios de concesión de la nacionalidad portuguesa, como la demostración de una vinculación real y actual con el país. Además de documentos que acrediten los antecedentes familiares sefardíes, los nuevos requisitos exigirán evidencias sobre esa relación, como la posesión de un inmueble heredado o los viajes frecuentes a Portugal. El real decreto fue aprobado en Consejo de Ministros en febrero y promulgado en marzo por el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa. Paradójicamente, todos los cambios del reglamento de la Ley de la Nacionalidad entraron en vigor el 14 de abril, a excepción de los apartados relativos a los sefardíes, que fue la razón más urgente de la reforma.

El decreto que permitía otorgar la nacionalidad portuguesa a los descendientes de judíos expulsados del país hace más de cinco siglos entró en vigor el 2 de marzo de 2015 y fue modificado en 2020. La impulsora de la nacionalización de sefardíes fue la diputada socialista Maria de Belém Roseira, tía del abogado Francisco de Almeida Garrett, en el punto de mira de la justicia por las anomalías. En declaraciones a la prensa, Roseira ha negado que su sobrino condicionase su trabajo legislativo.

Sin embargo, la exministra socialista de Administración Interna y experta en Derecho de las Nacionalidades, Constança Urbano de Sousa, aseguró en una entrevista al diario Público que recibió presiones desde las filas de su partido para impedir que la reforma de 2020 dotase de más exigencias al proceso de nacionalización: “Hubo una enorme contestación. Mi propuesta exigía un periodo mínimo de residencia previa en Portugal de dos años. Un régimen más favorable del que existe para los inmigrantes que aquí residen. Debido a presiones al más alto nivel, acabé por rectificar dos veces. Primero dejé caer la exigencia de dos años de residencia, sustituyendo este requisito por cualquier conexión relevante con Portugal, que luego sería regulada, pero también fui obligada a desistir de esta propuesta”.

https://elpais.com/internacional/2022-04-18/abramovich-y-los-56685-judios-que-ya-son-portugueses-un-gran-negocio.html

El «milagro» económico alemán

Hjalmar Schacht

De la miseria a la abundancia en tiempo récord, sin endeudamiento con los bancos, sin recaudación impositiva y sin inflacionar la masa monetaria de su moneda, el Reichsmark .

Se han escrito rios de tinta sobre sus virtudes y logros y sobre todo acerca de la sencillez de las medidas económicas que tomo el gobierno alemán para conseguir semejantes logros .

Pero a mi modo de ver, el asunto es tan sencillo que la mayoría lo ha mal interpretado .

Es lo malo de pasar la vida escuchando a los expertos en finanzas que lo complican todo, dicen ser economistas y mienten sobre lo mas básico .

La genialidad del canciller consistió en una maniobra sin precedentes ni sucesores .

BONOS MEFO :

La sigla MEFO – o Mefo (con minúsculas) – era la abreviatura que servía para identificar tanto la Letra de Cambio (Wechsel) como la sociedad (Gesellchaft) que nominal o formalmente la emitía. MEFO significaba Metallurgische Forschungsgesellschaft o también Metallwirtschaftliche Forschungsgesellschaft GmbH, algo así como Sociedad para la investigación metalúrgica o compañía para la investigación de la economía de los metales. Y las MEFO-Wechsel eran las letras emitidas como obligaciones de dicha sociedad.

La MEFO era una sociedad anónima sin existencia física propiamente dicha, había sido fundada con un capital de sólo 1.0 Millón de Marcos (MM) – a instancias del gobierno alemán – y estaba constituida por algunas de las más grandes empresas alemanas, como Krupp, Siemens, Gutehoffnungshuette, Rheinmetall y otras.

¿ PERO ESTO QUE QUIERE DECIR ?

Que la genialidad de la maniobra económica monetaria fue la de sacarle a los bancos el usufructo de emitir y poner en circulación el suministro de dinero de la nación (SEÑOREAJE) y ponerlo en manos de la nación alemana ¡ pero en parte con una escala fundamental que es la artifice del brutal crecimiento de su parque industrial !

Por un lado el Reichsbank se hizo cargo de la emisión del 100% de la masa monetaria en Reichsmark (moneda de curso legal) y prohibiendo el préstamo con interés bancario evitó la estafa bancaria de cobrar intereses por dinero que solo existe en asientos contables creados sin costo ni contrapartida, por los bancos .

Y por el otro PUSO TEMPORALMENTE EN MANOS DEL APARATO INDUSTRIAL PRIVADO YA EXISTENTE, LA EMISIÓN Y PUESTA EN CIRCULACIÓN DE LOS MEFO que fueron ni mas ni menos que una cuasi moneda paralela .

O sea, el industrial pudo emitir el dinero necesario para montar fabricas, comprar materiales y PAGAR LA MANO DE OBRA, sin necesidad de endeudarse, es mas, el tenedor de los MEFO gozó del benéfico del cobro de un interés del 4% anual en moneda constante, SIN INFLACIÓN lo cual hizo muy atractiva la aceptación de estas letras mefo por parte de los proveedores de materiales e insumos .

Maniobra brillante que le dio tiempo al proceso de expansión para completarse, y así a la hora de cambiar los mefo por Reichsmark de nueva emisión, la riqueza real producto del trabajo de la industria ya había sido creada .

Esta maniobra se hizo con un control estricto de autoridades técnicas y contables del gobierno alemán para evitar fraudes .

ESTA MANIOBRA FUE UN IMPULSO DESCOMUNAL A LA INVENTIVA Y A LA INDUSTRIA Y EL COMERCIO PRIVADOS ORQUESTADA Y DIRIGIDA Y ESCRUTADA POR EL GOBIERNO ALEMAN .

Este sistema entusiasmo al industrial ya que no tuvo que arriesgar ni su capital ni endeudarse para embarcarse en una verdadera aventura de expansión descomunal acelerada, con toda la incertidumbre que podía ocasionar una situación totalmente nueva y rodeados de potenciales enemigos queriendo boicotear justamente a la industria alemana, cosa que hacian abiertamente .

TODOS GANARON .

Finalmente todos los bonos fueron rescatados por el estado alemán y solo por las primeras series se pagaron intereses .

Por eso el estado alemán le pudo exigir al industrial que cumpliera con el plan » FUERZA POR LA ALEGRIA » que consistía en la mejora de los espacios de trabajo, de descanso y comedores bien acondicionados para el personal y una serie de medidas estructurales, como ser un plan de vacaciones con todo pago y sobre todo, el objetivo principal que fue conseguir el pleno empleo aumentando la demanda de trabajadores lo cual aumento sus salarios al punto de sextuplicar el poder adquisitivo del obrero alemán .

RESUMIENDO :

La genialidad de la maniobra consistió en entregarle temporalmente el derecho de la emisión del dinero en forma de bonos a los mas prominentes industriales alemanes a cambio de un brutal aumento de la riqueza en forma de bienes reales de consumo Y BIENES ESTRATEGICOS PARA LA NACIÓN, EN TIEMPO RECORD.

Los resultados del descomunal crecimiento de la riqueza real se invirtieron en su totalidad en el rapido desarrollo social y cultural del ciudadano cuyo alcance abarco a todos los sectores de la sociedad, lo que consiguió su unificación al otorgarles a todos un aumento exponencial de su bienestar en tiempo récord .

TODOS TRABAJARON POR EL BIENESTAR GENERAL .

El industrial conto con el recurso de emitir «dinero» y a la vez conto con una enorme demanda de productos por parte del estado que fue, en principio, su principal cliente .

Un doble negocio enorme del que gozo la empresa privada .

A su vez el estado fijo un porcentaje máximo de beneficio al empresario, cosa que este acepto con entusiasmo al verse beneficiado por el aumento exponencial del volumen de negocios .

Elimino la estafa bancaria y aprovecho el mismo sistema bancario, pero sin estar prostituido por el intereses bancario y otorgándole el señoreaje de la masa monetaria a toda la nación, para así ponerla de pie, posicionado a Alemania como primera potencia industrial, comercial y primer tour operador del planeta con el mas alto estándar de vida nunca jamás vuelto a igualar en ningún lugar del mundo .

Todo sin deudas, sin inflación Y SIN SANGRAR AL PUEBLO CON UNA APLASTANTE CARGA IMPOSITIVA .

La otra medida fundamental fue la de la realización del comercio exterior por medio del truque internacional, dejando así también fuera de ese enorme volumen de negocios producto de las importaciones y exportaciones, a los banqueros .

Esta maniobra evito que el Reichsmark perdiera respaldo de valor al no ser reemplazado por una divisa extranjera, el valor del volumen de las exportaciones y a la vez evitando el sistema de pago de la balanza comercial internacional, en oro, que exigía a la moneda local una reserva proporcional en oro físico como respaldo de valor internacional, sistema que es condicionante y destructivo para la moneda nacional y su economía . (eso lo sabemos muy bien nosotros al estar el peso condicionado por el dólar estadounidense)

EN POCAS PALABRAS ELIMINO DEL SISTEMA ECONÓMICO ALEMAN, LAS MULTIPLES ESTAFAS DEL SISTEMA MONETARIO INTERNACIONAL DESCRITAS DETALLADAMENTE EN ESTE PERFIL .

CATAPULTANDO A ALEMANIA AL ESTANDAR MAS ALTO DE SU HISTORIA EN TODAS LAS AREAS, COMERCIAL, INDUSTRIAL, TECNOLÓGICA, EDUCACIONAL, MEDICA Y CULTURAL .

Por eso se denomino a este evento económico con el nombre de :

«MILAGRO ECONÓMICO ALEMÁN»

El MILAGRO ECONÓMICO ALEMAN es para el usurero la caja de pandora que tratan de mantener cerrada a toda costa .

Si se abre todos los banqueros saldrían corriendo como rata por tirante y no tendrian lugar donde esconderse.

Ahora entenderás mejor el por que de mi repugnancia con toda la casta política del resto del mundo y de todos los tiempos .

Si esto lo pudo hacer Alemania partiendo de la MISERIA de la republica de Weimar, con una enorme cantidad de habitantes por km cuadrado y sin recursos naturales, podes imaginar lo que se podría hacer en Argentina con la abundancia de riqueza en territorio y recursos además de la industria que supimos tener y que sigue latente .

Sin soberanía monetaria se pierde la soberanía sobre el territorio .

Es una cuestión matemática .

Sin independencia monetaria se acumulan DEUDAS (le pasa a todas las naciones del mundo) y las deudas impagables y eternas se pagan con los bienes nacionales .

No hace falta ser un genio o un intelectual para entenderlo .

Por lo tanto descartemos a los candidatos que no proclamen la VERDADERA INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA MONETARIA .

( O SEA A TODOS LOS QUE ACTUALMENTE SE POSTULAN )

Sin la emisión del 100% de la masa monetaria por el TESORO NACIONAL no existe la soberanía monetaria .

Sin la prohibición del préstamo con interés y el quebranto de la servidumbre del interés del dinero NO EXISTE LA SOBERANIA MONETARIA .

Sin comercio exterior por medio del sistema de trueque internacional NO EXISTE LA SOBERANIA MONETARIA .

Todas las demás soluciones son un cuento chino .

Sigfrido Wotan

Hjalmar Horace Greeley Schacht (Tinglev, Imperio alemán —actualmente Dinamarca—, (22 de enero de 1877-Múnich, 3 de junio de 1970) fue un político y financiero alemán, ministro de Economía del Tercer Reich entre 1934 y 1937.

Erich Hartmann, el «Diablo Negro» de la Luftwaffe

Hace cien años nació en Alemania Erich Hartmann, el piloto más letal de la Segunda Guerra Mundial, responsable de 352 derribos, la mayoría de ellos de aparatos soviéticos.

Erich Hartmann (1922-1993) es considerado todavía hoy el mejor piloto de caza de la historia y, por lo tanto, el más letal y temido de todos los que participaron en la Segunda Guerra Mundial. Combatió a la órdenes de Hitler siempre en el frente oriental y llegó a ser conocido por sus adversarios como «el diablo negro». Consiguió un récord impresionante: derribar 352 aviones enemigos sin que él fuera derribado jamás. Tan solo se vio obligado a estrellar su aparato contra el suelo en 14 ocasiones debido a fallos mecánicos o a los daños recibidos por los trozos de los aparatos que él abatía.

El piloto había aprendido a volar casi de niño, instruido por su madre, una de las primeras mujeres piloto de Alemania.

Los Hartmann, de hecho, tenían su propio planeador, que tuvieron que vender por la mala situación económica de la familia. Cuando Hitler llegó al poder en 1933, sin embargo, las clases de vuelo se pusieron de moda y decidieron crear una escuela. Para el año 1936, con solo 15 años, el pequeño Erich ya era instructor de planeadores.

Realizó su primera misión en el frente oriental en octubre de 1942, con 20 años. Su primera victoria la obtuvo un mes después al derribar un caza Shturmovik Il-2 soviético. En julio de 1943, durante la batalla de Kursk, abatió siete aviones en un solo día. Terminó el año con 159 victorias y, en 1944, ya acumulaba 172, lo que le valió para ser condecorado personalmente por Hitler con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro.

El último derribo

El avión de Hartmann, el mítico Messerschmitt Bf 109, tenía marcas distintivas que lo hacían reconocible y temible ante los pilotos soviéticos: el morro pintado de negro en forma de tulipán y un corazón atravesado por una flecha en la que había escrito el nombre de su novia: Úrsula. Y en el fuselaje llevaba pintado un número 1, para que no quedara duda de quién era el líder de su escuadrón.

Al final de la guerra, en mayo de 1945, el piloto desobedeció la orden de volar al sector británico y abandonar a sus hombres para evitar que fuera capturado por los soviéticos. Decidió permanecer con su unidad y consiguió su último derribo, el número 352: un caza ruso Yakovlev Yak-9. Solo tenía 24 años, pero no le tembló la mano al ordenar que se destruyeran los 25 aparatos de su legendario escuadrón, el JG52, poniendo fin a la unidad más exitosa de la historia de la aviación militar. Después se rindió a los estadounidenses, que entregaron al prisionero a los rusos en aplicación de los acuerdos de Yalta.

Hartmann pasó diez años en un gulag acusado por la URSS de haber matado a 780 civiles en Bryansk, una ciudad a 380 kilómetros de Moscú, y haber destruido esos más de 350 aviones soviéticos. Tras ser liberado, se mudó a la República Federal Alemana para asumir el mando de la primera unidad de cazas a reacción de la posguerra. Permaneció en el cargo hasta 1970, año en que decidió abandonar la vida militar y dedicarse a la instrucción hasta su muerte en 1993. Pero antes de fallecer a 71 años, el antiguo piloto nazi accedió a conceder una entrevista – recogida por la web «Migflug»– para hablar de todos los asuntos espinosos sobre su pasado al servicio de Hitler de los que había evitado hablar desde que acabó la Segunda Guerra Mundial.

Entrevista completa:

–¿Por qué se convirtió en piloto?

–Por la misma razón que la mayoría de los chicos de mi edad entonces: obtener la gloria que estos habían alcanzado durante la Primera Guerra Mundial, además del hecho de que mi madre también era piloto y nos enseñó. Obtuve mi licencia a los 14 años y volaba muy a menudo. A los 15 ya era instructor de las Juventudes Hitlerianas. Aunque salvó su vida, mi hermano Alfred fue capturado en Túnez, por eso mi padre no estaba contento de que yo quisiera ser piloto. Quería que siguiésemos sus pasos en la medicina, pero no ocurrió.

–¿Cuándo se unió a la Luftwaffe?

–Comencé el entrenamiento militar de vuelo en octubre de 1940, en Prusia, y me gradué como teniente en marzo de 1942, en Zerbst. Justo antes de que comenzara el invierno llegué a Rusia y fui enviado al escuadrón JG52.

–¿Fue ahí cuando estrelló un Stuka?

–Bueno, yo no diría que se estrelló, puesto que nunca llegó a levantarse del suelo. Se supone que íbamos a trasladar estos Stuka hasta Mariúpol (Ucrania), pero cuando encendí el mío me dí cuenta de que no tenía frenos y de que respondía de forma muy diferente a como lo hacía un Messerschmitt 109. Al intentar acelerar, me estrellé contra el hangar y otro piloto volcó su Stuka sobre su morro. Los oficiales decidieron enviarnos como pasajeros en un Ju-52, ya que era mucho más seguro para nosotros y los aparatos.

–¿Fue allí donde conoció al comandante Dieter Hrabak?

–Sí. Con los años se convirtió en un gran amigo. De hecho, fue él quien me sugirió que accediera a su entrevista, ya que los otros antiguos pilotos parecen confiar en usted. Dieter era un comandante muy comprensivo y disciplinado. Nos enseñó no solo a volar y combatir, sino a trabajar como equipo y seguir vivos. Ese fue un gran regalo. Y siempre estaba muy abierto a discutir sus propios errores, para que nosotros también aprendiéramos de los nuestros. Fue él quien me puso bajo el mando del mayor Hubertus von Bonin, un viejo piloto que había luchado en la Guerra Civil española y en la batalla de Inglaterra, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Mi primera misión fue el 14 de octubre de 1942.

–¿Qué ocurrió en ella?

–Bueno, salí a volar como como escolta del piloto Paule Rossmann. En un momento dado, él me informó por radio de que había avistado a diez aviones enemigos por debajo de nosotros, que estábamos a 12.000 pies. Yo no podía ver nada, pero seguí a Rossmann en la picada y llegamos hasta ellos. Pensé que debía obtener mi primera victoria, así que aceleré y abandoné a Rossmann para disparar a uno de los aviones, pero fallé y a punto estuve de chocar contra el enemigo. Tuve que enderezar el aparato de emergencia. Me hallaba rodeado de soviéticos y fui a cubrirme en una capa de nubes bajas para poder escapar. Entonces empezó a sonar la alarma del combustible y el motor se apagó. Tuve que aterrizar con la panza y el caza se destruyó. Sabía que había violado todas las reglas por las que debe regirse un piloto y estaba convencido de que me expulsarían de las Fuerzas Aéreas.

–¿Qué le ocurrió?

–Fui sentenciado por el mayor Von Bonin a tres días de trabajo con los mecánicos. Me dio tiempo de pensar en lo que había hecho. Lo que aprendí de Rossmann se lo enseñé después a los nuevos pilotos cuando me convertí en líder.

–¿Cuándo derribó su primer avión?

–El 5 de noviembre de 1942, nunca olvidaré. Fue un Sturmovik IL-2, que tenía un blindaje muy grueso y era el más difícil de derribar. Tenías que disparar al líquido refrigerante que había debajo del motor, de otra manera no podías acabar con él. Ese fue también el día de mi segundo aterrizaje forzoso, ya que volé a través de los restos del avión que había derribado e impactaron contra mi aparato.

–¿Cómo conoció al teniente general Günther Rall [el tercer piloto de caza de la Luftwaffe que más derribos consiguió durante la Segunda Guerra Mundial]?

–Él reemplazó al mayor Hubertus von Bonin y nos presentaron. Fue Rall quien me nombró comandante del 9° escuadrón en agosto de 1943.

–Usted voló junto a otro de los ases de la Luftwaffe, Walter Krupinski. ¿Cómo era volar con él?

–En un principio la relación fue difícil, pero encontramos la forma de trabajar juntos. Al final funcionó bien. Además, tenía que asegurarme de que regresara a casa, debido a las muchas novias que siempre le esperaban cuando bajaba del avión. Volando con él fue cuando gané la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro. Con él aprendí que lo peor que te puede ocurrir es perder un Ala [piloto que forma parte de una formación relativamente grande de cazas], porque las victorias eran menos importantes que la supervivencia. Yo sólo perdí a uno, Günther Capito, un antiguo piloto de bombardero, pero fue por su falta de experiencia con los cazas. Aún así, sobrevivió.

–¿Cuántas victorias obtuvo antes de ganar la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro?

–Un total de 148. Supongo que me llegó un poco tarde, supongo. Y fue injusto, porque muchos pilotos la obtuvieron al superar las 50.

–¿Cómo fue su primer encuentro con Krupinski?

–Yo estaba recibiendo instrucción de mi nuevo comandante cuando un caza llegó echando humo y, de repente, aterrizó, volcó y estalló. Estábamos seguros de que el piloto había muerto. Alguien dijo: «Es Krupinski». Y, efectivamente, él salió de entre el humo, caminando con el uniforme tiznado, pero sin daños. Se quejaba del fuego antiaéreo que había sufrido en el Cáucaso, pero no mostraba ninguna emoción en el rostro. Ese fue mi primer encuentro con «El Conde».

El Messerschmitt Bf 109G10 de Erich Hartmann 

–¿Quién fue su mejor amigo durante aquellos días?

–Hubo muchos y la mayoría de ellos siguen vivos, pero mi jefe de mecánicos, Heinz Mertens, se convirtió en mi mejor amigo. Confiabas en tu Ala para que te cubriera en el aire, pero también en tu equipo de mecánicos para que se encargara de que tu avión volara correctamente. Yo nunca habría tenido éxito sin el arduo trabajo de Mertens.

–El lazo que hubo entre ustedes dos se ha convertido en leyenda. ¿Cómo llegaron a ese nivel de complicidad?

–No lo puedo explicar. Cuando me derribaron por primera vez, fui capturado por los soviéticos, pero logré escapar. Cuando salí corriendo hacia nuestro territorio, Mertens cogió un rifle y salió a buscarme y no se rendiría hasta lograrlo. Esa es una lealtad solo se encuentra en una guerra.

–¿Cómo fue capturado?

–En agosto de 1943. Nuestra misión era apoyar a los Stukas de Hans Ulrich Rudel en un contraataque, pero las cosas cambiaron. La fuerza aérea rusa bombardeaba las posiciones alemanas para apoyar una ofensiva, así que mi escuadrón, con ocho aparatos, tuvo que atacar al enemigo. Logramos ver de cerca a cuarenta aviones LaGG y Yakovlev y a otros cuarenta Sturmovik bombardeando terrestre. Derribé a un par de ellos cuando algo impactó contra mi avión. Hice un aterrizaje forzoso y fui capturado por los soldados soviéticos. Les hice creer que estaba herido cuando llegaron hasta mi avión y me llevaron a su cuartel general para que los doctores me examinaran. Me pusieron en la parte trasera de un camión, tumbado en una camilla y, mientras los Stukas atacaban, golpeé al guardia del camión. Este se desplomó y salí corriendo a través de un enorme campo de girasoles. Varios hombres salieron corriendo detrás de mí disparándome, pero logré escapar hacia la zona de la que yo había venido volando. Al anochecer llegué a una zona que parecía segura y me dormí un rato. Fue en ese momento cuando Mertens tomó su rifle y salió en mi búsqueda. Al despertar me dirigí hacia el oeste y me topé con una patrulla de unos diez rusos y decidí seguirlos en la distancia. La patrulla desapareció sobre una pequeña colina en la que había un pequeño incendio y supuse que debían ser las líneas alemanas cuando vi a los hombres retroceder, de repente, a toda prisa. Entonces pasé al otro lado de la colina y fui detenido por un centinela alemán, que, aterrorizado, previamente me disparó, rasgando mi pantalón.

–¿Qué era, según la llamaban ustedes, una «fiesta de cumpleaños»?

–Una fiesta que se organizaba en honor de un piloto que había sobrevivido a una situación que debería haberle matado. Tuvimos muchas, la verdad.

–Cuente, por favor, la ceremonia en la que recibió de Hitler la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro.

–Fue extraño. En primer lugar, porque la mayoría de los que la recibimos estábamos ebrios. Walter Krupinski aseguró, años después, que tuvo que ayudar a mantenernos en pie. Habíamos bebido mucho Coñac y Champagne, una combinación mortal cuando no has comido nada en un par de días. La primera persona que vimos fuera del tren de Hitler fue al oficial adjunto de la Luftwaffe, el mayor Nicolaus von Below, que se quedó conmocionado al vernos en aquellas condiciones. Nos manteníamos en pie con mucha dificultad, pero Hitler nos recibiría igualmente un par de horas después.

–La biografía de Walter Krupinski escrita por Ray Toliver y Trevor Constable cuenta un incidente con su gorra.

–Sí. No la encontraba y decidí coger una que había colgada en un gancho, que me estaba muy grande. En ese momento, von Below se dirigió a mí furioso diciéndome que qué hacía con ella, que pertenecía a Hitler. Todos se rieron mucho menos él. Incluso hice alguna broma sobre la gran cabeza de Hitler, lo que provocó más risas.

–¿Cuál fue su impresión de Hitler?

–Pareció muy interesado en la guerra en el frente y estaba muy bien informado. Sin embargo, tenía una tendencia a centrarse en detalles menores y eso me aburría. Fue interesante, pero no me impactó. También me percaté de su conocimiento sobre la guerra del este en el aire, aunque estaba más preocupado por el frente aéreo en el oeste. Aunque lo que más le interesaba era la guerra en tierra. Hitler escuchaba a los hombres del frente oeste y les aseguraba que la producción de armas y de cazas se estaba incrementando, luego habló sobre la guerra submarina y cómo esta destruiría el comercio marítimo y todo eso.

–¿Cuál era el sentimiento común de sus compañeros sobre la guerra en esos momentos?

–No recuerdo a nadie hablar de una posible derrota, pero sí recuerdo que comentábamos el gran número de pilotos muertos que teníamos. También hablábamos de las noticias que nos llegaban sobre cómo los Mustangs americanos estaban adentrándose en Alemania.

–¿Y cuál era la atmósfera cuando obtuvo la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble, Espadas y Diamantes en 1944?

–El 3 de agosto de 1944 fui a visitar a Hitler de nuevo para la ceremonia de entrega. Éramos unos diez miembros de la Luftwaffe en total. Hitler había envejecido. Esto fue poco después del atentado del 20 de julio. Su brazo derecho temblaba y parecía exhausto. Tenía que colocar su mano en su oreja izquierda cuando alguien le hablaba, porque había quedado medio sordo por la explosión. Hitler discutió el cobarde acto para matarle y atacó la calidad de sus generales, con algunas excepciones. También declaró que Dios le había perdonado la vida para que pueda librar a Alemania de la total destrucción y que los aliados serían echados de Europa inevitablemente.

–¿Y cómo fue su reunión con Hitler cuando recibió la cruz de Diamantes? ¿En qué se diferenció de las otras reuniones?

–Mis compañeros me organizaron una fiesta antes de partir y, al día siguiente, estaba tan borracho que no podía mantenerme en pie. Parece que fuéramos alcohólicos, pero no. Cuando llegué a Wolfsschanze [uno de los mayores cuarteles de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, ubicado en la aldea de Gierloz, en Polonia] el mundo había cambiado. Hitler ya había comenzado a juzgar a aquellos que habían estado envueltos en su atentado. Debías pasar por tres áreas de seguridad y nadie podía llevar un arma. Le dije al guardia de las SS que le dijera al «Führer» que no recibiría la Cruz de Diamantes si no me permitían llevar mi pistola Walter. Al final me permitieron portarla. Me colgué mi pistolera, me puse mi gorra y, cuando Hitler me vio, me dijo: «Desearía que hubiera más hombres como usted y Rudel». Entonces me entregó la cruz. Tomamos café y, durante el almuerzo posterior, Hitler me confió diciendo: «Militarmente la guerra está perdida». Luego me dijo que seguramente yo ya sabía eso. Después comentó que, si esperábamos lo suficiente, los aliados occidentales y los soviéticos entrarían en guerra los unos contra los otros. También me hablo sobre el problema de los partisanos y me pidió mi opinión sobre las tácticas usadas en la guerra contra los bombarderos americanos y británicos. Además, le informé sobre las deficiencias en el entrenamiento de los pilotos, ya que muchos de ellos apenas estaban entrenados y desperdiciaban sus vidas. Por último se refirió a las nuevas armas y a sus tácticas y, a continuación, nos despedimos. Esa fue la última vez que lo vi, un 25 de agosto de 1944.

–¿Cuáles fueron sus peores temores durante la guerra?

–Ser capturado por Rusia y el bombardeo de nuestras ciudades, por nuestras familias. Después me enteré que los soviéticos sabían perfectamente quién era yo e, incluso, que Stalin puso una recompensa de 10.000 rublos por mi cabeza. Esta fue en aumento progresivamente y Rudel y yo fuimos los soldados con mayor recompensa después de Hitler y algunos altos funcionarios. Cada vez que ascendía al aire sabía que alguien me buscaba. Me sentía marcado y me dí cuenta de que, cuando usaba el tulipán negro, tenía dificultades para encontrar oponentes. Necesitaba camuflarme.

–¿Cómo eran las condiciones de vida en Rusia?

–R: Bueno, en el invierno se puede imaginar. A veces no teníamos un techo para dormir por lo que debíamos dormir en tiendas de campaña. Los piojos eran lo peor y había poco que hacer aparte de quitarte la ropa y acercarla a una fogata hasta escucharlos reventar. Teníamos DDT y nos bañábamos en el cuando se podía. Las enfermedades, como las neumonía y el pie de trinchera, eran terribles, particularmente para los mecánicos. La comida siempre fue una preocupación, especialmente en los últimos tramos de la guerra.

–¿Cómo trataban ustedes a los soviéticos que capturaban? ¿Había un abierto racismo hacia ellos?

–Para nada. Una vez, nuestro comandante, Dietrich Hrabak, llegó a explicarles a los nuevos pilotos que si pensaban que combatían por el Nacional Socialismo o por Hitler, debían ser transferidos a las SS. Él no tenía tiempo para la política, peleaba una guerra contra un enemigo. Creo que esa actitud dañó su imagen a los ojos de Göring. Hannes Trautloft, Adolf Galland y la mayoría de los grandes mandos de la Luftwaffe eran igual, con algunas excepciones. Algunos prisioneros rusos, incluso, nos enseñaron cosas sobre la mecánica de nuestros aviones.

–¿Cuáles son las situaciones más memorables de sus experiencias en combate que recuerda?

–Una vez estaba en un duelo con un Yak-9 ruso pilotado por un tipo muy bueno. Intentaba ponerse detrás de mí y luego viraba y se dirigía de frente hacia mis mientras disparaba. Realizó este movimiento en dos ocasiones, hasta que yo giré en picado y, con un tirabuzón, le alcancé por detrás y dejé en llamas. El piloto saltó del avión y fue capturado. Luego lo conocí y hablé con él. Era un capitán muy agradable. Le dimos comida y le permitimos andar por la base cuando nos dio su palabra de que no escaparía. Estaba feliz y confundido a la vez, porque sus superiores le habían dicho que los pilotos soviéticos eran ejecutados en cuanto eran capturados. Él, en cambio, tuvo las mejores comidas de la guerra e hizo amigos. Me gusta pensar que regresó a casa y les contó a sus compatriotas la verdad sobre nosotros, no la propaganda que surgió después de la guerra. Recuerdo otra vez que vi a unos 20.000 soldados alemanes muertos sobre un valle donde había sido rodeados por los soviéticos. Aún hoy cierro los ojos y puedo verlo. ¡Qué tragedia! Recuerdo que lloré mientras volaba sobre ellos.

–¿Cómo superaba usted al enemigo en el aire?

–Yo sabía que si un piloto enemigo comenzaba a disparar pronto, lejos del máximo alcance de sus armas, sería una victoria fácil. Pero si un piloto se acercaba y contenía el fuego, como observando la situación, sabía que era un piloto experto. Y desarrollé diferentes tácticas según las condiciones del vuelo, como girar siempre hacia los cañones de un enemigo que se aproximaba o girar con fuerza para forzarle a seguirte o alejarte. En esta situación siempre generaba ventajas.

–Hubo algunos mandos nacionalsocialistasque cuestionaron sus victorias.

Hermann Göring no se creía las impresionantes victorias que conseguimos en 1941. Había incluso un piloto de mi unidad, Fritz Oblesser, que cuestionó mis victorias. Entonces le pedí a Rall que lo nombrara mi compañero de ala por un tiempo y, poco después, se convirtió en un ferviente defensor, llegando a firmar como testigo de muchos de mis derribos. Luego nos hicimos amigos.

–¿Cómo cayó preso de los soviéticos la última vez?

–Fue el 8 de mayo de 1945. Despegué a las 8.00 del aeropuerto de Checoslovaquia con dirección a Bruenn. Mi compañero de ala y yo vimos ocho Yaks debajo de nosotros. Derribé uno, que fue mi última victoria. Decidí no atacar a los otros y nos dirigimos a un área donde el humo del bombardeo podría ocultarnos. Cuando salimos del humo, aterrizamos y nos comunicaron que la guerra había terminado. Debo decir que durante la guerra nunca desobedecí una orden, pero cuando el general Hans Seidemann me ordenó volar hacia el sector británico y rendirme para evitar que los rusos me capturaran, no quise dejar a mis hombres. Sabía que yo era conocido y que Stalin quería capturarme, pero no lo hice. Entonces me fui con toda mi unidad hacia una unidad blindada americana para rendirnos y ellos nos entregaron a los soviéticos. Graf me dijo que probablemente ejecutarían a todos los poseedores de la Cruz de Caballero con Hojas de Roble, Espadas y Diamantes. Yo sabía que llevaba razón, así que antes de entregarnos ordené destruir nuestros veinticinco cazas.

–¿Qué ocurrió cuando se rindió?

–Fui destinado a un campo de prisioneros americano cuyas condiciones eran terribles. Pasé ocho días sin comida y luego nos llevaron a campo abierto. Cuando los camiones se detuvieron, nos esperaban las tropas soviéticas, quienes separaron a las mujeres de los hombres. Allí fue donde ocurrieron las cosas más horribles, pero no las puedo contar aquí. Nosotros lo vimos, los americanos lo vieron y no pudimos hacer nada para detenerlo. Hombres que habían combatido como leones lloraron como bebés al ver a varias mujeres ser violadas repetidamente. Algunas de esas mujeres fueron ejecutadas después de ser violadas. Recuerdo a una niña de 12 años cuya madre había sido violada y ejecutada que fue asaltada por muchos soldados rusos. Durante la noche, familias enteras se suicidaron. Algunos prisioneros mataron a sus esposas e hijas y luego a sí mismos. Sé que muchos nunca se creerán esta historia, pero es verdad. Más tarde llegó un general ruso y ordenó que se detuvieran esas atrocidades e, incluso, ejecutó a algunos de sus hombres que decidieron no acatar sus órdenes.

–¿Cuántas misiones realizó durante la Guerra?

–Alrededor de 1.456, creo, pero no estoy seguro del número exacto.

–¿Cuál era su método de ataque favorito?

–Salir del sol y acercarme, puesto que la pelea de perros era una pérdida de tiempo. Atacar por sorpresa y huir me sirvió mucho, al igual que a la mayoría de los ases de la aviación alemanes. Cuando conseguíamos derribar al líder de una unidad rusa, el resto de pilotos se volvían muy desorganizados y eran fáciles de derribar.

–¿Nunca fue herido?

–No. Fui muy afortunado, a diferencia de Rall, Krupinski y, especialmente, Steinhoff, quien casi se quemó vivo y cuando casi me mata el centinela alemán cuando me escapé de los rusos tras ser derribado. Esa fue la vez que más cerca estuve de morir.

–¿Alguna vez fue derribado?

–Nunca por un avión enemigo, aunque tuve que aterrizar forzosamente en 14 ocasiones por fallos mecánicos. Sin embargo, nunca tuve que saltar en paracaídas. Nunca fui la victoria de otro piloto.

–Con 22 años, usted fue el piloto más joven en recibir la cruz de Diamantes. ¿Esa distinción fue problemática para usted?

–Ser capitán y portar la Cruz de Diamantes a esa edad conllevaba mucha responsabilidad, pero fui capaz de cargar con ella mediante la amistad que hice de mis camaradas. Convertirse en un héroe no siempre es fácil, ya que tienes que cumplir con las expectativas que los demás se han hecho de ti. Hubiera preferido simplemente hacer mi trabajo y acabar la guerra en el anonimato. Habría hecho mi vida como prisionero de guerra muchos más fácil.

–¿Qué influyó en su liberación?

–Mi madre había escrito a Stalin y Molotov pidiendo mi liberación, pero no recibió respuesta alguna. Entonces escribió al canciller Honrad Adenauer y él sí que respondió personalmente diciendo que estaba trabajando en ello. Los soviéticos querían un acuerdo comercial con Alemania del Oeste y parte de este trato conllevaba la liberación de todos los prisioneros de guerra. Sabía que algo había ocurrido cuando, un día, se nos permitió ir al cine con ropa nueva que no era de prisionero. Entonces nos metieron en un camión hacia Rostov y allí cogimos un tren hasta Herleshausen. Una vez allí pude enviar un telegrama a mi novia, Ushi, contándole que todo había acabado.

–¿Cuáles fueron las ventajas y desventajas de llegar a casa en 1955?

–Supe que mi hijo, Peter Erich, y mi padre habían muerto durante mi cautiverio, lo que fue muy duro para mí. El hecho de que mi madre y mi amada Ushi me estuvieran esperando me dio fuerza y seguridad para soportar la más terrible de las torturas y el hambre. Otra cosa triste fue cuando el tren se detuvo y nosotros salimos. En la estación había cientos de hombres y mujeres que sujetaban fotografías de sus hijos, hermanos, esposos y padres preguntándonos si los habíamos visto. La mayoría de ellos habían muerto, pero raramente se les comunicaba a sus familiares lo ocurrido. Era una escena muy triste.

–¿Qué era lo primero que quería hacer al llegar a casa?

–¡Quería una buena comida y un baño caliente! Aunque ver a mi Ushi era el sueño más grande. También empecé a leer todo: periódicos, libros y revistas. Quería información. Me había pasado diez años en un vacío intelectual y anhelaba el conocimiento. Por supuesto Ushi y yo nos casamos por la iglesia, algo que habíamos pospuesto mucho tiempo.

–¿Hubo alguna celebración por su regreso?

–Organizaron una gran fiesta, pero decliné la invitación. Sentía que no era apropiado hasta que todos los supervivientes estuvieran en casa. No podía creer todas esos barrios reconstruidos y el gran número de autos nuevos que vi, así como los aviones sobrevolando las ciudades de manera pacífica. El estilo de vestir también era nuevo. Todo era nuevo.

–¿Cómo consiguió no odiar a los rusos después de sus experiencias en cautividad?

–Una cosa que he aprendido de esta experiencia es que no debes permitirte odiar a un pueblo por las acciones de unos pocos. Nunca odies, porque el odio te come vivo. Mantén una mente abierta y busca siempre a la gente buena y deja que te sorprenda.

(Este artículo está dedicado a un adolescente que soñaba con ser ser piloto de caza, pero que su dedicación a la política se lo impidió: Pedro Varela)

UN INGLÉS SOBRE ALEMANIA (1934)

Berlin, Columbus House, Potsdamer Platz, 1934

«Tras regresar de un viaje de cuatro semanas por Alemania, debo dar testimonio de ciertos aspectos de la situación actual que no siempre se comprenden bien aquí..

El país, y especialmente su capital, tal como los he visto, están libres de cualquier elemento de caos, anarquía, guerra civil, de cualquier manifestación de desorden. Todos sabemos que ha habido una verdadera revolución, una revolución de la «derecha», como en Italia..Que llamen a esta revolución «reaccionaria» si quieren. Y así, en esta revolución, como en cualquier otra, se pueden haber hecho y dicho cosas que inevitablemente se hacen y se dicen en toda revolución… Se tomaron las medidas violentas que son inevitables en estos casos. No simpatizo en absoluto con tales medidas, pero lo principal es darse cuenta de que estamos ante uno de los mayores movimientos de la historia europea y tratarlo con la debida y total imparcialidad..

El nuevo régimen de Alemania no está construido sobre la arena. Se apoya en los ideales de la unidad nacional, patriotismo, orden, trabajo, salud, pureza moral y física. Busca el bienestar general, para el Estado, para la familia y para el individuo. El movimiento de Hitler trajo consigo la esperanza para millones de personas y despertó la energía en estas personas. Lo vi con mis propios ojos a cada paso en cada estrato decisivo de la población. Trabajar juntos por el bien del país, esta es la imagen que se desprende de lo que he visto y oído en Alemania. He hablado con muchas personas que no pertenecen al partido en el poder para establecer este cuadro. El orden y la limpieza son ahora impecables en Alemania. Creo que el pueblo alemán, además, desea sinceramente la paz. Desean el restablecimiento de un Estado-nación fuerte y sano. Sólo reclama para sí la igualdad de derechos con los demás Estados».

«Daily Telegraph» (Sir Raymond Beazley. Carta al director):

Ucrania, mirando no muy atrás

La protesta convocada a través de Twitter en noviembre de 2013 creció hasta salirse de control.

«Recuerdo que en 2014 publicasteis en tu blog «El Silencio de la Verdad», algunos artículos referentes a los hechos entonces acaecidos en Ucrania, cuando se produjo aquella especie de golpe de estado, en el que se sustituyó la orientación política de Ucrania por los sucesivos títeres movidos por este Occidente que Dios guarde. Conforme a las declaraciones del embajador ruso en Norteamérica, aquellos hechos han sido el germen de todo lo que hoy ocurre allí. Hay de todos modos un contencioso permanente entre los ucranianos y Rusia, de una parte por el apoyo que en su momento ofrecieron al Tercer Reich, y de otra por el Holomodor, que convirtió a los rusos en Ucrania en unos ocupantes. ¿Será por todo esto por lo que desde Rusia se insiste una y otra vez en la «desnazificación» de Ucrania?»

El embajador ruso en Estados Unidos revela por qué empezó la guerra y cómo podría terminar

ABC Madrid, 11 de abril de 2022. Redacción.

«La operación especial en Ucrania es el resultado de la falta de voluntad del régimen de Kiev para detener el genocidio de los rusos mediante el cumplimiento de sus obligaciones en virtud de los compromisos internacionales», expresó Anatoly Antonov, embajador de Rusia en Estados Unidos a ‘Newsweek’. «El deseo de los estados miembros de la OTAN de usar el territorio de un estado vecino para establecer un punto de apoyo en la lucha contra Rusia también es obvio», agregó.

El alto diplomático ruso dijo que los acontecimientos del 24 de febrero, día que comenzó la invasión, tenían sus raíces ocho años antes, cuando el levantamiento conocido por sus seguidores como Euromaidán derrocó al gobierno ucraniano con estrechos vínculos con Moscú y puso en el poder a una administración prooccidental que buscaba vínculos más estrechos con la OTAN y la Unión Europea.

Antonov añadió que estos hechos fueron un «golpe de Estado sangriento instigado por Occidente» en el que «las ideas ultranacionalistas llegaron al poder en Kiev».

«Los países miembros de la OTAN han comenzado una exploración militar de Ucrania», dijo Antonov. «Estaban inundado con armamento occidental mientras el presidente Zelenski anunciaba los planes de Kiev para adquirir armas nucleares que amenazarían no solo a los países vecinos, sino también al mundo entero».

«En este contexto, Rusia no tuvo otra opción que reconocer la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk», dijo Antonov. «Entonces, de conformidad con el Capítulo VII, Artículo 51 de la Carta de la ONU, con la autorización del Consejo de la Federación de Rusia y en ejecución de los Tratados de Amistad y Asistencia Mutua con la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, Presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin tomó la decisión de iniciar una operación militar especial».

«El objetivo es desmilitarizar y desnazificar a Ucrania para reducir las amenazas militares planteadas por los estados occidentales que intentan utilizar al hermano pueblo ucraniano en la lucha contra los rusos», añadió. La misión de la operación, dijo Antonov, «es poner fin al genocidio perpetrado por el régimen de Kiev y garantizar un estatus neutral y libre de armas nucleares para Ucrania».

El embajador también rechazó las acusaciones ucranianas de que los rusos eran responsables de atacar a civiles, como en Bucha, donde se informó que cientos de civiles fueron asesinados, algunos en ejecuciones. Antonov señaló a ‘Newsweek’ que las fuerzas ucranianas que ingresaron a Bucha llevaron a cabo espeluznantes escenas de masacres poco antes de que aparecieran las noticias de los asesinatos en masa en los medios internacionales.

En un intento por poner fin al conflicto, los representantes de Kiev y Moscú han participado en rondas de negociaciones, la primera de las cuales tuvo lugar en Bielorrusia apenas unos días después de iniciada la guerra y la última en Turquía.

Antonov explicó lo que Rusia busca de estas conversaciones. «Nuestra posición desde el principio con respecto a la solución del conflicto ha sido claramente definida», dijo Antonov, «incluida la demanda de una consideración incondicional de los intereses de seguridad de Rusia, la desmilitarización y desnazificación del estado ucraniano, asegurando su condición neutral y no nuclear así como el reconocimiento de la soberanía rusa sobre Crimea y la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk».

Antonov dijo que Moscú buscaba poner fin al conflicto en una fecha temprana. «Rusia está haciendo todo lo posible para negociar un camino hacia la pronta finalización de la confrontación, la restauración de la paz en Donbás y el regreso de todos los pueblos de Ucrania a la vida pacífica».

Extraído del comentario enviado por nuestro veterano seguidor Juan.