Los banqueros del Nuevo Orden

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https://ugetube.com/watch/los-banqueros-del-nuevo-orden-mp4_Ux1yYo6pjMUybNV.html

Montagu Stephen Williams III (30 de septiembre de 1835 – 23 de diciembre de 1892) fue profesor de inglés , oficial del ejército, actor, dramaturgo, abogado y magistrado.

Williams se educó en Eton College y comenzó su carrera como maestro de escuela en Ipswich School . Al estallar la Guerra de Crimea, se unió a la Milicia Real de Lincoln del Sur , luego al 96º Regimiento de Infantería y finalmente al 41º Regimiento de Infantería (Galés) , pero fue demasiado tarde y nunca llegó a luchar en Sebastopol . En cambio, pasó la mayor parte de su servicio en Dublín . Más tarde subió al escenario y fue llamado a la barra en 1862. En 1879 fue nombrado consejero del Tesoro subalterno , y se retiró del cargo en 1886 debido a un crecimiento en la laringe que afectó seriamente su voz siendo sucedido por Sir Charles Willie Mathews , primer baronet. Williams asumió un puesto como magistrado de estipendios metropolitano en 1886 y fue nombrado consejero de la reina en 1888.

Sus clientes incluyeron a Catherine Wilson , a quien defendió dos veces por cargos de asesinato; George Henry Lamson , ahorcado en 1882 por envenenar a su cuñado;  Percy Lefroy Mapleton , el «asesino del ferrocarril», ahorcado en 1881; John Young, absuelto de homicidio después de que muriera su oponente en un combate de boxeo, estableciendo un precedente legal. 

Se casó con Louise Keeley, hija de Robert Keeley en 1858: ella murió en 1877. Él murió en Ramsgate en 1892 de uremia . 

Polonia no pagará a los judíos por el «Holocausto»

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki.

Se agrava la tensión diplomática entre Israel y Polonia después de que éste último rechazó pagar restituciones a los supervivientes del Holocausto.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, dejó claro el viernes que su país no pagaría ninguna compensación a los sobrevivientes judíos y sus descendientes por lo cometido supuestamente por la Alemania Nacionalsocialista en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial.

Sólo puedo decir que, mientras yo sea el primer ministro, Polonia no pagará por los crímenes alemanes. Ni un zloty [moneda polaca], ni un euro, ni un dólar”.

Su comentario vino después de que las autoridades israelíes censuraran la aprobación de un proyecto de ley por la Cámara Baja del Parlamento polaco que prohibiría las reclamaciones de restitución de las propiedades privadas judías en Polonia durante ese periodo de la historia.

La legislación, que necesita ahora la aprobación del Senado polaco, obtuvo el jueves el visto bueno de 309 legisladores, cero votos en contra y 120 abstenciones. Según el proyecto de ley, todos los reclamos pendientes que no se hayan resuelto en los últimos 30 años serán eliminados. También será imposible apelar las decisiones administrativas tomadas en el pasado durante este periodo.

La medida, como era de esperar, desató una ola de rechazos y críticas en la cúpula política israelí. El ministro de asuntos exteriores israelí, Yair Lapid, tachó de “inmoral” la referida legislación y advirtió que los lazos entre las dos partes podrían verse perjudicados.

Desde Varsovia también no tardaron en llegar las reacciones. El viceministro de Asuntos Exteriores polaco, Pawel Jablonski, acusó el viernes en un tuit a Lapid de intentar tergiversar las realidades e ignorar los hechos.

“Los polacos, como los judíos, fueron víctimas de los alemanes”, tuiteó Jablonski. “La ley aprobada en la Sejm [Cámara Baja del Parlamento] protege a las víctimas de estos y a sus herederos contra el fraude y el abuso. Es la aplicación de la sentencia del Tribunal Constitucional de 2015.

Los lazos entre Polonia y el régimen de Israel se han tensado desde 2018, después de que el país europeo aprobara una ley que penaliza a quienes argumentan que el Gobierno o el pueblo polacos fueron cómplices de la Alemania Nacionalsocialista.

La borregada buenista contra Viktor Orban

Viktor Orban 

Viktor Orban quiere un patriotismo antipedófilo, natalista y social contra la UE abortista y homosexualista

La Unión Europea es la cárcel de los pueblos, el santuario de los mercaderes y el sanedrín de los hipócritas. Ursula Von der Leyen y sus mamporreros liberales y progresistas son el mascarón de proa de un proyecto de ladrones, globalistas y usureros. Por ello precisamente montan en cólera contra el presidente húngaro, el social patriota Viktor Orban.

El relativismo anticristiano de la Unión Europea ha decretado el aborto como “derecho humano”, y así lo ha declarado recientemente el Parlamento europeo. El relativismo de la Unión Europea decreta e impone una tecnocracia que destruye los derechos de los agricultores españoles, hunde nuestra pesca o paga sinuosas cantidades en concepto de “cooperación” al Reino de Marruecos mientras éste continúa con la invasión inmigrante sobre suelo español.

Un reciente informe del Parlamento Europeo aprueba la matanza de niños inocentes no natos como “derecho primordial” de la mujer. Cretinismo que no se conforma con promover un genocidio; también persigue a los militantes del patriotismo social y más concretamente a Viktor Orban, el que ha hecho de su Nación la reserva moral, el feudo de la natalidad y el dique contra la inmigración.

Allá que fue Viktor Orban a una reunión del Consejo Europeo donde los jefes de Gobierno o Estado iban a tratar temas como la inmigración o el impacto del Covid, y se encontró con lo esperable: el inefable presidente español Pedro Sánchez, relacionado con las famosas saunas “ambientadas” de Madrid, y el primer ministro de Luxemburgo, reconocido lobbista homosexual. Ambos le tendieron la emboscada y presentaron una cartita “contra la homofobia y la discriminación” suscrita entre otros por Francia, Alemania e incluso por Austria –así hasta 17 Estados-.

El motivo de la encerrona contra Orban fue la nueva legislación húngara aprobada por la mayoría absoluta del Parlamento en manos del partido Fidesz y que destierra del sistema educativo todo contenido de sexualidad explícita, teorías “de género” y cambios de sexo así como enseñanzas LGTB. Del mismo modo se expulsa de la programación televisiva en horario infantil, todo contenido relacionado con las referidas temáticas. Además, se incrementan las penas contra la pedofilia y la pornografía infantil y se crea un registro público de criminales pedófilos para salvaguardar el orden social.

La protección a la infancia no gusta en Bruselas, que deforma el sentido y mensaje de la normativa húngara, que no atenta contra ningún colectivo ni persona y que es un revulsivo contra el adoctrinamiento y los lobbies.

La borregada buenista salió en tromba contra Hungría, y Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, amenazó a Orban con nuevos expedientes y sanciones. El aro ideológico de Bruselas quiere sustitución demográfica y sumisión a la Agenda 2030. No en vano existen movimientos sociales y políticos a favor de la pedofilia y muy activos en Holanda que no son condenados por la UE; políticas abortistas que garantizarán el asesinato de inocentes hasta el día del parto; y la eutanasia ha sido recientemente aprobada en España. También existen espeluznantes casos de proxenetismo y abusos a menores bajo centros tutelados en manos de la izquierda en la región de Baleares.

Nada de esto importa a las oligarquías de Bruselas. Para la Comisión Europea y el Consejo el problema es una nación soberana como Hungría que hace políticas natalistas, frena la invasión inmigrante y detesta la corrección política. La cultura de la muerte y el infanticidio es aplaudida.

Hungría sólo posee un 1,6 por cien de población extranjera, mayormente europea. Sus fronteras están, desde 2015, cerradas a los mal llamados “refugiados” islámicos a los que Orban llamó en 2018 “invasores musulmanes”. El índice de alumbramientos en el país magiar ha aumentado un 25 por cien en la última década dadas las políticas familiares y natalistas, en una movilización de presupuesto público que ha pasado de 3900 millones en 2010 a casi 8000 millones en la actualidad.

Préstamos de hasta 30.000 euros y sin intereses para jóvenes matrimonios que no se tendrán que devolver en caso de que el número de hijos sea de tres o más; exención de por vida, en el Impuesto de la Renta, para madres con cuatro o más hijos; guarderías a bajo precio y en régimen de gratuidad para miles de padres; facilidades para la compra de coches familiares; amplio número de viviendas de patrocinio público para familias; expulsión del aborto de la financiación pública; enseñanza escolar de los valores del matrimonio y la familia; exenciones y bonificaciones fiscales a trabajadores en un sistema tributario donde el marginal máximo del Impuesto de la Renta es un 15 por cien o el de Sociedades de un 9,5 por cien.

Estas son algunas de las medidas que explican que Hungría tenga hoy el mayor número de matrimonios en cuarenta años y el mayor índice de natalidad autóctona tras la época dramática y empobrecedora del comunismo y el socialismo.

Bruselas no soporta que Hungría camine en paz por su senda de identidad nacional aplicando recetas de protección social, similares en gran medida a las ejecutadas por los gobiernos españoles del General Franco para estimular el “boom” demográfico que España vivió en los años 50 y 60: exenciones fiscales, ayudas familiares, vivienda social, orden público y crecimiento económico.

La Comisión Europea tampoco soporta que Polonia pusiera en marcha una legislación antipedofilia el pasado año, o que Hungría proteja la infancia sacando de las aulas a los lobbies homosexualistas financiados e influidos por George Soros. Por ello los miembros del Grupo de los Populares europeos, los socialdemócratas y la morralla verde o liberal, condenan vez tras vez a Polonia o Hungría; por ello la presidenta de la Comisión Europea, la aristócrata Ursula Von der Leyen, se enfrenta con Hungría mientras bendice al gobierno socialista español de la muerte y el abortismo.

Los húngaros quieren niños autóctonos pero la escoria globalista quiere la sustitución demográfica; quiere la muerte de Europa como concepto histórico y la implantación definitiva de los “Estados unidos de Europa” disolventes de las Naciones cristianas.

Provocan risa los “euroentusiastas” que bendicen la tramoya institucional europea; esos que nos cuentan que “gracias a la UE, Pedro Sánchez no pulverizará la independencia judicial” o que “España no se convertirá en una Venezuela”. Estos bienpensantes, indocumentados o mentirosos parecen no querer ver la realidad: España ya ha pulverizado la independencia judicial, sujeta a politización; Pedro Sánchez ha aprobado su “Plan de Recuperación, transformación y risiliencia”; y en España existe la peor dictadura contra derechos y libertades fundamentales de toda nuestra historia. Y todo ello aplaudido y patrocinado por la Comisión Europea.

Hace unos días Ursula Von der Layen se deshizo en halagos hacia Pedro Sánchez y la “economía verde, inclusiva y resiliente” que aguarda a los españoles. En román paladino: las tesis globalistas de la Agenda 2030 que impone el fin de nuestra forma de vida, la propiedad privada y la libertad económica.

La UE es un laboratorio del peor y más rancio globalismo. Nos quieren sin niños autóctonos, con el aborto como dogma, con una próxima legalización de la pedofilia y con una persecución abierta contra aquellas Naciones que como Polonia o Hungría no se resignan a morir a manos de la invasión musulmana, las hordas masónicas o los poderes fácticos. La UE está en libre caída económica e industrial y desde 2008 su PIB y su potencial industrial no han hecho más que decrecer.

Es un club inútil que ha hurtado soberanía industrial y agraria a las naciones, y que sabotea los productos españoles mediantes infames Acuerdos de libre comercio con Marruecos, Egipto o Sudáfrica. Un club que sólo beneficia a Alemania y a las ambiciones globalistas de quienes tienen en su frontis eliminar la raza blanca, mezclarla y engendrar sociedades atomizadas. La ruptura del establishment europeo de traidores y apátridas está cerca. Urge romperlo cuanto antes y no ceder a sus pretensiones. Hungría y Polonia marcan el camino.

José Miguel Pérez

Gabriele D’Annunzio: una inspiración para Mussolini

 Gabriele D’Annunzio

Como si fuese el pueblo de Jerusalén ante un Poncio Pilatos que les pregunta «¿ A quién queréis?¿Al arte o a la vida?«, aquella generación contestó al unísono. «¡La vida, la vida!», gritaron aquellos decadentes. Y aunque brillaron en la creación, nada fue tan importante para ellos como vivir. Pero si hubiese que escoger al adalid del decadentismo, no habría duda. Gabriele D’Annunzio fue quien mejor encarnó aquel vitalismo que pregonó Nietzsche. Su recuerdo vuelve estos días con motivo del estreno de la película ‘El poeta y el espía’, opera prima de Gianluca Jodice, en la que Sergio Castellitto interpreta a este ‘superhombre’ bajito, calvo y con un ojo de cristal. D’Annunzio fue querido por las mujeres y admirado por los hombres. Benito Mussolini se inspiró en él para configurar el fascismo. Marcel Proust también le admiró y James Joyce no escatimaba en elogios cuando hablaba de él.

Estuvo de alguna manera conectado a Oscar Wilde. Y amó a diosas de su época, como la actriz Eleonora Duse o la mecenas Luisa Casati. Escribió también, por supuesto. También cultivó la poesía, el teatro, la oratoria. Sintió como suyos a Byron, Keats y Yeats, avanzando en una especie de internacionalismo estético que no llegó a ser del todo comprendido. Participó en la Primera Guerra Mundial en las primeras grandes maniobras militares aéreas de la Historia. Perdió un ojo en la contienda y no terminó de aceptar los acuerdos entre las diferentes potencias. Así, frente a un cuerpo de fieles armados, tomó Fiume (hoy Rijeka, en Croacia), donde se estableció como duce y estableció la música y el placer estético como uno de los principios fundacionales. Bombardeado por las propias tropas italianas, fue depuesto y se retiró a sus palacios de Il Vittoriale, a la orilla del lago Garda. El rey de Italia le nombró Príncipe de Montenevoso y allí vivió dos décadas, aislado pero no del todo del mundanal ruido, vestido de militar en los días alternos. Para Luis Antonio de Villena, «D’Annunzio era un hombre libérrimo y un gran escritor (puede leerse) pero acaso tuvo no poco de megalómano. Y esa megalomanía que tenía sentido en sí, la aplicó al fascismo o vio a Mussolini como una consecuencia de ella«. Aquí cabe (salvas las distancias) una semejanza con González-Ruano. Pocos fascistas o franquistas tan pecadores como estos dos personajes. D’Annunzio sólo aspiró a ser él mismo y a hacer lo que le diera la gana.

Sergio Castellitto interpreta en el drama El poeta y el espía al poeta Gabriele d’Annunzio

La relación con Mussolini nunca quedó del todo clara. Es evidente que el Duce se inspiró en D’Annunzio y en su exaltación de la nobleza bélica y el expansionismo. Pero no se sabe hasta qué punto se produjo una reciprocidad en esa admiración. Para él, el nazismo no era sino un acto de «vulgaridad» que contrastaba con la grandeza que siempre quiso para él y para su patria. Así, en Nocturno escribió: «El nuevo mito es el más hermoso. Miro mi rostro transfigurado en los próximos siglos de grandeza. El alma no huye, sino que aún aprende de la herida, así como del rostro el esplendor que en la ráfaga se destaca y reaparece, cesa y se reactiva, se dobla y se levanta de nuevo, no sostenido sino por un lazo invisible que la voluntad de arder. hace más fuerte que la tormenta». O, como dijo en otro momento: «Renunciar a mi pasión es como desgarrar con mis uñas una parte viva de mi corazón»

D’Annunzio fue también periodista. Para Jorge Bustos, «la influencia de sus piezas sociales ha sido tal que se le considera el primer cronista moderno del periodismo europeo». En esa creación, según el jefe de Opinión de EL MUNDO, «el autor no renuncia al ritmo modernista, a la prosa sensorial, al retrato femenino como ejercicio de estilo, al culteranismo en las citas, a esa atención proustiana al lujo y a lo aristocrático que son sus señas de identidad. Claro que tampoco se priva del humor y la crítica mordaz. La versatilidad es otra exigencia de D’Annunzio, que lo mismo cubre un campeonato de esgrima que cataloga a las damas por la calidad de sus reverencias, cuenta una mañana en el Pincio, compone un tratado de lencería tolerable o deplora una demolición. El dominio verbal y la vasta cultura no desaparecen jamás». 

«Maskné»: Las huellas de la mascarilla

El fin del uso del protector al aire libre frenará el imparable aumento de enfermedades dermatológicas que provoca.

La imagen de cientos de personas paseando por la calle con el rostro tapado toca hoy a su fin. Es sin duda extraño el momento de volver a salir al aire libre a cara descubierta y notar el frescor en la mitad inferior de nuestras cabezas, respirar sin filtros, olfatear el ambiente y, quizás, encontrarnos con que nuestra piel no es la que era.

Y es que tras año y medio de uso continuado del tejido protector contra la transmisión de la Covid-19 los dermatólogos de todo el mundo empiezan a apreciar un considerable aumento de patologías relacionadas con la piel del rostro, pérdidas de tersura, eczemas, dermatitis y otras dolencias directamente provocadas por el exceso de contacto con las protecciones. Es el denominado «maskné» (acné de la mascarilla).

El problema, del que se tienen referencias desde el comienzo de la pandemia, acaba de ser elevado a categoría médica tras la publicación de una revisión internacional en la revista científica British Medical Journal. En ella se identifican los tipos más comunes de maskné, se trata de abordar un estudio clínico de la prevalencia del mal y se apuntan las causas más habituales.

Es difícil establecer cuánta gente se ha visto afectada por esta dolencia. Probablemente, todos los usuarios habituales de mascarilla experimentemos en alguna medida alguna afectación en la piel de la cara. La inmensa mayoría de esas dolencias, por supuesto, serán leves.

El problema es que durante la primera parte de esta pandemia de Covid-19, una gran cantidad de estos casos ha quedado sin diagnosticar. Muchos pacientes no han informado de las dolencias (salvo que se agudizaran en extremo) y en los casos en que se reportaron la imposibilidad de acudir a asistencia presencial dificultó el diagnóstico.

Además, no existe un solo tipo de «maskné». Se han descrito hasta nueve patologías diferentes derivadas del uso de mascarilla.

Continuará siendo fundamental seleccionar correctamente el tamaño de las mascarillas. Un elevado porcentaje de usuarios ha llevado meses utilizando protecciones que no son las correctas para su tipo de cara. Por supuesto, solo deberían haber utilizado mascarillas certificadas y durante el tiempo imprescindible.

Hay que recordar al mismo tiempo que, aunque a partir de hoy la utilización de este complemento dejará de ser obligatorio al aire libre, seguirá siéndolo dentro de los espacios cerrados, y es en ellos donde más riesgo existe.

Europa, un continente agnóstico y estéril

Fotografía Antonio Palmerini

Europa del Este tiene ahora «la mayor pérdida de población de la historia moderna», mientras que Alemania superó a Japón al tener la tasa media de nacimientos más baja del mundo en los últimos cinco años.

Europa, que está envejeciendo, ya no renueva sus generaciones, y en su lugar da la bienvenida a números masivos de migrantes procedentes de Oriente Medio, África y Asia, que van a reemplazar a los europeos nativos y que traen culturas con valores radicalmente diferentes sobre el sexo, la ciencia, el poder político, la cultura, la economía y la relación entre Dios y el hombre.

Que el número de muertes supere al de nacimientos podría parecer ciencia-ficción, pero se trata de la realidad actual de Europa. Simplemente ha ocurrido. Durante 2015, nacieron 5.100.000 niños en la UE, mientras que murieron 5.200.000, lo que significa que la UE ha registrado, por primera vez en su historia moderna, un cambio natural de la población negativo. Las cifras provienen de Eurostat (la oficina de estadística de la Unión Europea), que viene contando la población europea desde 1961. Es oficial.

Hay, sin embargo, otra cifra sorprendente: la población europea aumentó globalmente desde los 508.300 millones hasta los 510.100. ¿Se figuran por qué? La población inmigrante creció en torno a los dos millones en un año, mientras que la población nativa europea ha ido en descenso. Es la sustitución de la población. Europa ha perdido la voluntad de mantener o aumentar su población. Esta situación es demográficamente tan trascendental como la de la gran peste del siglo XIV.

Este cambio lo explica el demógrafo británico David Coleman en su estudio Immigration and Ethnic Change in Low-Fertility Countries: A Third Demographic Transition (Inmigración y cambio étnico en países de baja fertilidad: una tercera transición demográfica). La suicida tasa de nacimientos, unida a la rápida multiplicación de los migrantes, transformará la cultura europea. Este descenso de la tasa de fertilidad de los nativos europeos coincide, en efecto, con la institucionalización del islam en Europa y la «reislamización» de sus musulmanes.

En 2015, Portugal registró la segunda tasa de nacimientos más baja de la Unión Europea (8,3 por cada 1.000 habitantes), y un crecimiento natural negativo de -2,2 por cada 1.000 habitantes. ¿Qué país tenía la tasa de nacimientos más baja? Italia. Desde el «baby boom» de los años sesenta, en el país famoso por sus grandes familias, la tasa de nacimientos se ha reducido a menos de la mitad. En 2015, la cifra de nacimientos cayó hasta los 485.000, menos que en cualquier otro año desde la fundación de la Italia moderna en 1861.

Europa del Este tiene ahora «la mayor pérdida de población de la historia moderna«, mientras que Alemania superó a Japón al tener la tasa media de nacimientos más baja del mundo en los últimos cinco años. En Alemania e Italia los descensos fueron particularmente acusados: -2,3 % y -2,7 %, respectivamente.

Algunas empresas ya no están interesadas siquiera en los mercados europeos. Kimberly-Clark, que fabrica los pañales Huggies, se ha retirado de la mayor parte de Europa. Simplemente, el mercado ya no es rentable. Entretanto, Procter & Gamble, que fabrica pañales Pampers, ha invertido en el negocio del futuro: pañales para personas mayores.

Europa está encaneciendo; se siente la tristeza de un mundo que agota. En 2008, los países de la Unión Europa vieron el nacimiento de 5.469.000 niños. Cinco años más tarde, fueron casi medio millón menos, 5.075.000, lo que supone un descenso del 7 %. Las tasas de fertilidad no sólo han descendido en los países con economías resentidas, como Grecia, sino también en países como Noruega, que logró sortear la crisis económica.

Como dijo hace poco lord Sacks, «el descenso de la tasa de nacimientos podría conjurar el fin de Occidente«. Como Europa está envejeciendo, ya no renueva sus generaciones, y en su lugar acoge a cantidades masivas de migrantes de Oriente Medio, África y Asia, que están reemplazando a los nativos europeos, y que traen consigo culturas cuyos valores son radicalmente distintos sobre el sexo, la ciencia, el poder político, la cultura, la economía y la relación entre Dios y el hombre.

Los progresistas y laicistas tienden a soslayar la importancia de los asuntos demográficos y culturales. Por eso, las advertencias más importantes han provenido de algunos líderes cristianos. El primero que denunció esta pronunciada tendencia fue un gran misionero italiano, el padre Piero Gheddo, que explicó que, a causa del descenso de la tasa de nacimientos y la apatía religiosa, «El islam podría tarde o temprano conquistar la mayoría de Europa». Le siguieron otros, como el cardenal libanés Bechara Rai, que dirige a los católicos orientales alineados con El Vaticano. Rai advirtió de que «el islam conquistará Europa mediante la fe y la tasa de nacimientos«. Parecidas advertencias hizo otro cardenal, Raymond Leo Burke.

En una generación, Europa será irreconocible. Los europeos parecen sentir en su mayoría que la identidad de su civilización se encuentra amenazada, fundamentalmente por un libertarismo frívolo, una ideología disfrazada de libertad, que quiere destruir todos los lazos que vinculan al hombre con su familia, su linaje, su trabajo, su historia, su religión, su lengua, su país y su libertad. Parece provenir de una inercia a la que no le importa si Europa prevalece o sucumbe; si nuestra civilización desaparece subsumida en el caos étnico o sustituida por una nueva religión del desierto.

Como explica un artículo en la Washington Quaterly, la conjunción fatal del descenso de la natalidad europea y el auge del islam ya ha tenido importantes consecuencias: Europa se ha convertido en una incubadora de terrorismo; ha dado lugar a un tóxico antisemitismo; ha visto un giro político hacia la extrema derecha; ha sufrido la mayor crisis de autoridad europea y un reenfoque de la política exterior tras la retirada europea de Oriente Medio.

No sólo se está experimentando un suicidio demográfico: parece ser lo que se busca. La burguesía xenófila, que hoy controla la política y los medios, parece imbuida de un racismo esnob y masoquista. Le ha dado la espalada a los valores de su propia cultura judeocristiana y los ha mezclado con una visión alucinada y romantizada de los valores de otras culturas. La triste paradoja es que los europeos están importando grandes cifras de jóvenes de Oriente Medio para compensar las consecuencias del estilo de vida que han elegido.

Un continente agnóstico y estéril, privado de sus dioses y niños porque los ha proscrito, ya no tendrá la fuerza para luchar contra –o asimilar – una civilización de jóvenes y devotos. No haber hecho nada para contrarrestar esa transformación parece haber favorecido al islam.

La paz que Hitler ofrecía (y parte 3)

Chamberlain y Hitler el 30 de septiembre de 1938 en el momento de pactar los conocidos como «Acuerdos de Múnich». 

Mientras lograba este éxito estratégico para asegurar su país, Adolf Hitler volvió a trabajar con gran celo para llevarse bien con las potencias occidentales. En Munich, inmediatamente después de la liberación de los alemanes de los Sudetes aprobada por Inglaterra, Francia e Italia, concertó una cita con el primer ministro británico N. Chamberlain, cuya redacción era la siguiente:

Hoy hemos tenido otra reunión y todos estamos de acuerdo en que la cuestión de las relaciones entre Alemania e Inglaterra es de suma importancia para ambos países y para Europa.

Vemos el acuerdo firmado ayer por la noche y el acuerdo naval germano-inglés como un símbolo del deseo de nuestros dos pueblos de no volver a emprender la guerra nunca más.

Estamos decididos a utilizar el método de consulta para abordar otros problemas que afectan a nuestros dos países y continuar nuestros esfuerzos para resolver cualquier causa de desacuerdo con el fin de ayudar a asegurar la paz de Europa.

30 de septiembre de 1938. Adolf Hitler, Neville Chamberlain.

Dos meses después, a instancias de Hitler, el ministro de Relaciones Exteriores del Reich, von Ribbentrop, acordó el siguiente acuerdo con Francia:

El Ministro de Relaciones Exteriores del Reich alemán, Sr. Joachim von Ribbentrop, y el Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Sr. Georges Bonnet, en su reunión en París el 6 de diciembre de 1938, acordaron lo siguiente en nombre y en representación de sus gobiernos:

1/ El Gobierno alemán y el Gobierno francés están unidos en la convicción de que las relaciones pacíficas y de buena vecindad entre Alemania y Francia son uno de los elementos más esenciales para consolidar las condiciones en Europa y mantener la paz general. Por tanto, ambos gobiernos utilizarán todos sus recursos para garantizar que las relaciones entre sus países se organicen de esta forma.

2/ Ambos gobiernos constatan que ya no existen cuestiones de carácter territorial entre sus países y reconocen solemnemente la frontera entre sus países tal como está en la actualidad como definitiva.

3/ Ambos Gobiernos están decididos, con sujeción a sus relaciones especiales con las terceras potencias, a mantenerse en contacto sobre todos los asuntos que conciernen a sus dos países y a entablar consultas si el desarrollo futuro de estos asuntos da lugar a dificultades internacionales.

En fe de ello, los representantes de los dos gobiernos han firmado esta declaración, que entra en vigor de inmediato.

Hecho en doble ejemplar en alemán y francés en París el 6 de diciembre de 1938.

Joachim von Ribbentrop,
Ministro de Relaciones Exteriores del Reich

Georges Bonnet,

Ministro de Relaciones Exteriores.

Según cálculos humanos, ahora se podría haber asumido que el camino estaba libre para una construcción común por parte de todas las potencias principales y que los esfuerzos de paz del Führer alemán finalmente tendrían éxito. Pero sucedió lo contrario. Apenas había regresado de Munich, para mejorar el trato Chamberlain pidió un alcance más amplio. En lugar de Francia, Inglaterra tomó ahora la delantera en el cerco adicional del imperio con el fin de ganar múltiples reemplazos para la Checoslovaquia perdida. Abrió negociaciones con Rusia, concluyó tratados de garantía con Polonia, Rumania, Grecia y Turquía. Eran señales de alarma del más alto nivel.

Adolf Hitler dió por sentada la fricción disruptiva con Polonia para siempre. Con este fin, había hecho una propuesta extremadamente complaciente de que la ciudad libre alemana de Danzig debería regresar al Reich y establecer una carretera estrecha a través del corredor polaco, que había estado destrozando el territorio alemán en el noreste desde 1919. Esta propuesta, que también ofrecía la perspectiva de un pacto de no agresión de 25 años y otras ventajas para Polonia, fue rechazada en Varsovia porque, sabiendo que era un pilar principal del frente contra Alemania establecido desde Londres, se negaron a hacer incluso la más pequeña de las concesiones se cree que puede hacerlo. 

La hora del ataque a los países que se habían incorporado a un sistema contra el Reich era inminente. Con su último y máximo esfuerzo por la paz, Adolf Hitler salvó lo que pudo salvar. El 23 de agosto, Ribbentrop logró alcanzar un pacto de no agresión con Rusia en Moscú. Dos días más tarde, el propio líder alemán hizo una última y verdaderamente asombrosa oferta a Inglaterra, declarándose dispuesto a «… hacer acuerdos con Inglaterra que … no sólo garantizarían la existencia del Imperio Británico en todas las circunstancias a los alemanes. lado, pero también, si fuera necesario asegurar la ayuda alemana al Imperio Británico, sin importar dónde se necesite dicha ayuda ”. Al mismo tiempo, estaba dispuesto a aceptar una limitación razonable de armamentos, lo cual “correspondería a la nueva situación política y sería económicamente viable”. Finalmente, reafirmó que no estaba interesado en los problemas occidentales y que «una corrección fronteriza en Occidente estaba más allá de cualquier consideración».

La respuesta a esto fue un pacto de ayuda firmado el mismo día entre Gran Bretaña y Polonia, que hizo inevitable el estallido de la guerra. Por ahora, la decisión se tomó en Varsovia para la movilización general contra Alemania y comenzó con asaltos no solo a los alemanes en Polonia, que durante mucho tiempo habían sido masacrados de manera terrible, sino directamente en territorio alemán.

Pero incluso cuando Inglaterra y Francia habían declarado la guerra que querían y cuando Alemania había dominado la amenaza polaca en el este a través de una gloriosa campaña sin igual, Adolf Hitler volvió a alzar la voz en nombre de la paz. Lo hizo a pesar de que ahora tenía las manos libres para atacar al oeste hostil. Así lo hizo, aunque en Londres y París la lucha contra él personalmente se predicaba como una cruzada con un odio inconmensurable. En ese momento tuvo el autocontrol superior, en su discurso del 6 de octubre de 1939, para presentar al público mundial un nuevo plan para pacificar Europa. Este plan fue el siguiente:

En mi opinión, la tarea más importante es, con mucho, crear no solo la convicción, sino también el sentimiento de seguridad europea.

Para ello es necesario que haya absoluta claridad sobre los objetivos de la política exterior de los estados europeos. En lo que respecta a Alemania, el Gobierno del Reich está dispuesto a dar una claridad total y completa sobre sus intenciones de política exterior. En la parte superior de esta declaración, ella pone la declaración de que se considera que el Tratado de Versalles ya no existe para ella, o que el Gobierno del Reich alemán y con él todo el pueblo alemán no ven causa ni razón para ninguna revisión adicional, excepto la Demanda de una posesión colonial debida y apropiada al Reich, principalmente para el regreso de las colonias alemanas. Esta demanda de colonias se basa no solo en el reclamo legal histórico de las colonias alemanas, pero sobre todo en la elemental reivindicación legal de las colonias alemanas [como] fuentes de materias primas para la tierra. Esta demanda no es una exigencia definitiva, no es una demanda respaldada por la violencia, sino una demanda de justicia política y sentido común económico.

La demanda de un florecimiento real de la economía internacional en relación con el aumento del comercio y el tráfico presupone el orden de las economías nacionales y las producciones dentro de los estados individuales. Sin embargo, para facilitar el intercambio de estas producciones, se debe llegar a una reorganización de los mercados y una regulación final de las monedas para eliminar gradualmente los obstáculos al libre comercio.

El requisito previo más importante para un verdadero florecimiento de la economía europea y también no europea es el establecimiento de una paz absolutamente garantizada y un sentimiento de seguridad para los pueblos individuales. Esta seguridad es posible no solo por la sanción final del estatuto europeo, sino sobre todo reduciendo los armamentos a un nivel razonable y también económicamente aceptable. A este necesario sentimiento de seguridad pertenece sobre todo una aclaración de la aplicabilidad y el ámbito de aplicación de ciertas armas modernas, que son adecuadas en su efecto para penetrar en el corazón de cada pueblo en cualquier momento y que dejarán tras de sí un sentimiento permanente de inseguridad. Ya he hecho sugerencias en este sentido en mis discursos anteriores en el Reichstag. En ese momento, probablemente porque venían de mí, sucumbieron al rechazo.
Sin embargo, creo que el sentimiento de seguridad nacional solo volverá a Europa si el concepto de uso permitido y no autorizado de armas se define de manera integral en este ámbito a través de obligaciones internacionales claras y válidas.

Así como la Convención de Ginebra logró prohibir la matanza de los heridos, el maltrato de los prisioneros, la lucha contra los no combatientes, etc., al menos entre los estados civilizados, y así, con el paso del tiempo, cómo esta prohibición tuvo éxito. Para ganarse la ayuda del respeto general, debe ser posible definir el uso de la fuerza aérea, el uso de gas, etc., del submarino, pero también los conceptos de contrabando de tal manera que la guerra despoje el carácter terrible de un La lucha contra las mujeres y los niños y contra los no combatientes en general se convierte. La eliminación permanente de ciertos procedimientos conducirá automáticamente a la eliminación de las armas que se han vuelto superfluas.

Ya en esta guerra con Polonia traté de usar la fuerza aérea solo en los llamados objetos de importancia militar o solo para dejar que apareciera si se ofrecía una resistencia activa en un momento dado. Sin embargo, debe ser posible encontrar una normativa internacional fundamental y de aplicación general basada en la Cruz Roja. Sólo en tales condiciones se establecerá la paz, especialmente en nuestro continente densamente poblado, que, liberado de la desconfianza y el miedo, puede proporcionar las condiciones para una verdadera prosperidad también en la vida económica. Creo que no hay ningún estadista europeo responsable que no quiera, en el fondo de su corazón, que su pueblo florezca. La realización de este deseo sólo es concebible en el marco de la cooperación general entre las naciones de este continente. Garantizar esta cooperación, por lo tanto, solo puede ser el objetivo de cada ser un hombre individual que realmente lucha por el futuro de su propia gente.

Para lograr este gran objetivo, las grandes naciones de este continente tendrán que unirse un día para elaborar, aprobar y garantizar un estatuto en un arreglo integral que les dé a todos la sensación de seguridad, calma y por ende paz.

Es imposible que una conferencia de este tipo se reúna sin el trabajo preparatorio más completo, sin aclarar los puntos individuales y sobre todo sin ningún trabajo preparatorio. Pero es igualmente imposible que una conferencia de este tipo, que determinará el destino de este continente en particular durante décadas, esté activa bajo el rugido de los cañones o incluso bajo la presión de los ejércitos movilizados. Sin embargo, si tarde o temprano estos problemas tienen que resolverse, entonces sería más sensato abordar esta solución antes de que millones de personas se desangran inútilmente y se destruyan miles de millones de valores.

Mantener la situación actual en Occidente es impensable. Cada día pronto exigirá un aumento de víctimas. Quizás algún día Francia bombardeará y demolerá Saarbrücken por primera vez. La artillería alemana, por su parte, aplastará Mulhouse en venganza. La propia Francia volverá a tomar Karlsruhe bajo fuego de cañón como venganza y Alemania nuevamente a Estrasburgo. Luego, la artillería francesa disparará contra Friburgo y la alemana contra Kolmar o Schlettstadt. Entonces se instalarán cañones de largo alcance, y la destrucción se extenderá más y más profundamente en ambos lados, y lo que finalmente ya no se puede alcanzar con los cañones de largo alcance será destruido por los aviones. Y será muy interesante para cierto periodismo internacional y muy útil para los fabricantes de aviones, armas, municiones, etc., pero espantoso para las víctimas. Y esta batalla de aniquilación no se limitará al continente. No, llegará mucho más allá del mar.

La riqueza nacional europea estallará como una nuez, y la fuerza nacional se desangrará hasta morir en el campo de batalla. Un día, sin embargo, habrá nuevamente una frontera entre Alemania y Francia, pero en lugar de ciudades florecientes habrán campos de ruinas e interminables cementerios se expandirán a lo largo de ella.

El destino de este llamamiento fue el mismo que el de todos los llamamientos anteriores de Adolf Hitler en nombre de la razón, en nombre de la verdadera construcción europea. Los oponentes se negaron a prestarle atención. Esta vez tampoco hubo respuesta de su lado. Se aferraron rígidamente a la postura que habían asumido desde el principio.

Dado este conjunto de hechos históricos, ¿hay alguna necesidad de explicar por qué hicieron esto? Habían creado Versalles, y cuando Versalles amenazó con hacerse pedazos, querían que la guerra siguiera a un Versalles mucho peor. Exactamente las acusaciones que hoy levantan contra Adolf Hitler y Alemania recaen sobre ellos y marcan sus acciones. Son los perturbadores de la paz, contemplan la represión violenta de otros pueblos, se esfuerzan por hundir a Europa en la devastación y el desastre. Si este no fuera el caso, entonces habrían tomado la mano que se les tendió hace mucho tiempo o al menos la golpearon al final, para trabajar honestamente en una reorganización y así ahorrarle a la gente «sangre, lágrimas y sudor» en exceso.

FIN