Ursula Haverbeck, represión y resistencia revisionista

Ursula Haverbeck

Apenas unas semanas después de cumplir una sentencia de dos años y medio de prisión por «negación del Holocausto», Ursula Haverbeck, de 92 años, ha sido condenada nuevamente por los tribunales alemanes, esta vez para una entrevista dio en 2018 que confirmó su opinión de que los judíos no fueron asesinados sistemáticamente en la Segunda Guerra Mundial y que las cámaras de gas en Auschwitz son una mentira con motivaciones políticas.
Si la sentencia de un año de la Corte Federal en el caso más reciente de Haverbeck se mantiene, Alemania tendrá la dudosa distinción de encarcelar al recluso más viejo del mundo, un título que anteriormente ostentaba la estadounidense Lucille Keppen, quien fue encarcelada por dispararle a su vecino y fue liberada a los 93 años. .
El gobierno alemán ha llevado a Haverbeck a los tribunales durante décadas por desafiar las acusaciones judías de cámaras de gas y asesinato sistemático. Haverbeck ha protestado contra los tribunales canguro que humillan y difaman a los veteranos de edad utilizando testimonios falsos de «supervivientes».
Muchos altos funcionarios del Tercer Reich, soldados y trabajadores de campos de concentración han desafiado la narrativa del Holocausto desde 1945, incluido el oficial de la Wehrmacht Otto Ernst Remer, los empleados de Auschwitz, Thies Christophersen, Erich Priebke *, Leon Degrelle * y el soldado de las SS Karl Muenter, el último de los cuales murió antes. su juicio por «negación del Holocausto» comenzó a la edad de 96 años.
[* ¡Priebke y Degrelle nunca fueron “empleados de Auschwitz”!]

El difunto esposo de Haverbeck, Werner Georg Haverbeck, fue un miembro influyente del NSDAP que se opuso a la difamación contra el pueblo alemán conocido como Die Auschwitz luge (La mentira de Auschwitz).
El sistema legal alemán ha sido despiadado con Haverbeck. A la nonagenaria, que es presa de conciencia, se le negó la libertad después de cumplir 2/3 de su condena de prisión, como es habitual en Alemania. Si bien el estado liberó anteriormente a 1.000 delincuentes debido a COVID en marzo pasado, Haverbeck no fue liberado hasta mediados de noviembre.
No hay signos de vergüenza o preocupaciones por los derechos humanos en el país, y el juez en el último caso señaló que Haverbeck seguirá siendo castigada hasta que aprenda a callar. Uno solo puede imaginar el clamor de las ONG liberales si Irán, China o Rusia encarcelan a una anciana solo por cuestionar la línea del gobierno.
El poderoso espíritu de Haverbeck se convirtió en una fuente de inspiración para los patriotas en Alemania y en todo el mundo. En 2019, se postuló como candidata al Parlamento Europeo tras las rejas y obtuvo 25.000 votos, lo que afectó profundamente al establecimiento de los medios de comunicación europeos. Cada año, en su cumpleaños, cientos de alemanes se reúnen frente a su centro de detención para exigir su liberación.
Intelectuales y activistas de Europa, América y Japón han expresado su consternación por el maltrato y la falta de libertad en este país que dice ser una «democracia». En JVA Bielefeld, donde estuvo recluida Haverbeck, los funcionarios de la prisión lucharon para lidiar con la avalancha de cartas y flores que su famosa prisionera recibió a lo largo de su sentencia.
Para la prisionera más antigua de Alemania, está claro que no se enzarzará en la ira de los grupos judíos que dirigen burócratas arribistas. Es de interés para la reputación del estado alemán dejar de atormentar a Haverbeck, pero el temor religioso de Occidente a debatir lo que sucedió en la Segunda Guerra Mundial sigue prevaleciendo sobre todas las demás preocupaciones.