PASCUAL TAMBURRI HA FALLECIDO

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Pascual Tamburri

Pascual Tamburri Bariain (1970-2017), desde muy joven militante por la causa de la cultura europea y uno de los más cultos y sutiles de nuestros amigos, ha fallecido. Entre los muchos artículos del camarada que se ha ido —publicados en diversos medios periodísticos— escogemos éste por lo insólito, acertado y agudo de su enfoque. En medio de tanta politiquería de escuálidas miras, salpicados por el barro en que chapotean nuestros enanos, basta evocar a un personaje como César Octavio Augusto y al Imperio que fundó —y que nos fundó— para que debamos cuestionarnos mil cosas que nos parecen tan obvias, tan evidentes… La democracia, por ejemplo. O el papel de las élites (las verdaderas, no las enanas) y el pueblo —la plebe, como se decía entonces.

Seguro que mientras, subido en la barca, cruza el Aqueronte rumbo al Hades, Pascual se sigue formulando y cuestionando tales cosas.

Vencedor y pacificador, fundador de España, Augusto vive

Lo memorable en 2014 no era ni el falso centenario de 1714 ni el centenario del error de 1914. Pero la atención ha estado en ellos y no en el bimilenario importante de verdad.

El 19 de agosto de 2014 se han cumplido dos mil años de la muerte de César Augusto. En un año lleno de centenarios y aniversarios politizados nadie lo ha recordado. En España, sigue pareciendo que 1714 y la versión catalanista de la Guerra de Sucesión fueron más importantes. En el mundo, recordamos 1914 como un punto decisivo en la historia de Europa, olvidando que sin Augusto, sencillamente, lo que llamamos Europa no habría existido. Tampoco España, por cierto.

En un bimilenario deslucido, desde luego mucho más gris, triste y mediocre en sus celebraciones que el bimilenario de su nacimiento, conmemorado de otro modo y en otro tiempo, el mayor acierto ha sido la restauración y reapertura de la Domus Augusti, la casa de Augusto en la colina del Palatino. El César nació y vivió allí, sin ostentación pero en una mansión memorable que revela mucho de su carácter y de su tiempo.

Hoy, a pesar de una cobertura polémica, es posible ver lo que queda de su biblioteca latina y de la griega, de sus habitaciones privadas y de su despacho. Allí se tomaron decisiones esenciales para que nuestro mundo exista. Augusto eligió el lugar por haber nacido en él y por ser el lugar donde según el mito Rómulo y Remo crecieron tras ser salvados por la Loba. Hoy el lugar es simbólico doblemente, porque Augusto representa todo lo que de unidad, grandeza, libertad, tradición y universalidad tienen Europa, Italia y España.

Octavio no nació con la vida política hecha. Hijo adoptivo de Julio César, derrotó junto a Lépido y Marco Antonio a los asesinos de su padre y después asumió el poder universal derrotando al mismo Antonio y conquistando el Egipto de Cleopatra tras su victoria de Actium. Supo ser el símbolo de la restauración romana y de las instituciones republicanas, y a la vez supo crear con formas tradicionales una nueva realidad, a su vez permanente, el Imperio. Todo esto hubo un tiempo en que se enseñaba en nuestras escuelas; hoy nuestros políticos han conseguido que no lo sepan ni la mayoría de los estudiantes de Bachillerato y de Universidad. Pero el fracaso de nuestro sistema educativo no debe ocultar la importancia del milenario para todos nosotros.

Además de traer la paz al mundo –y durante esa paz Cristo vino al mundo- Augusto pacificó y unificó Hispania. Augusto es el personaje más importante de la Antigüedad española. Del mismo modo en que encontró una Roma de barro y dejó una ciudad de mármol, encontró una península aún en parte tribal y dividida y dejó una Hispania organizada en provincias, unida, con un proyecto de vida en común y todas sus tierras en paz, con todos los pueblos integrados en Roma, unos por su voluntad como los vascones y otros por la fuerza de las legiones como cántabros y astures. Augusto vivió en la Hispania romana, vivió en la España visigoda, romana también al fin, resistió y renació en la Reconquista y su legado se hizo universal a su modo en la España imperial. Aún hoy, y mientras España viva, Augusto vive.

En España no tenemos ni su casa, ni su mausoleo, ni el Ara Pacis, aunque muchas de nuestras ciudades aún hoy llevan su nombre y muchas más tuvieron o han tenido sus altares. Su monumento más simbólico, y reciente, en Calahorra. Y hay mucho, mucho, que nuestros políticos podrían aprender de su genio, su clarividencia y su visión de las cosas generosa y a largo plazo.

La administración de este blog lamenta el fallecimiento de este camarada y da el pésame a todos sus familiares y amigos por tan temprana pédida. Sus articulos continuarán ilustrándonos y haciéndonos reflexionar.

 

7 respuestas a “PASCUAL TAMBURRI HA FALLECIDO

  1. Ramiro 3 abril, 2017 / 3:15 pm

    Descanse en paz.
    Mi más sentido pésame para sus familiares y amigos.
    La Tribuna del País Vasco le ha dedicado varios sentidos artículos, que todavía están colgados en el diario, y a disposición de quien quiera leerlos.
    También colaboraba en El Semanal Digital, que creo ahora se llama de otra forma, pero al que puede accederse poniendo el nombre en Internet.
    Reitero mi pésame, Y GRACIAS A PEDRO POR RECORDARLE.

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  2. Mª Luisa 3 abril, 2017 / 3:35 pm

    Acertado pensamiento, aunque debo decir que con el Imperio vino también la globalización y Roma desde ese momento fue menos romana, con lo cual en el germen del triunfo llevaba la pérdida de identidad, aunque curiosamente esa pérdida de identidad se concretó legándola al mundo para ser inmortal. Una gran paradoja para reflexionar.

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  3. jm conde 4 abril, 2017 / 1:07 am

    ¡Ejem…! «Supo ser el símbolo de la restauración romana y de las instituciones republicanas, y a la vez supo crear con formas tradicionales una nueva realidad, a su vez permanente, el Imperio»
    Vamos ver, Octavio Augusto no restauró nada: Se cargó la República (ya le había metido el estoque su padre adoptivo, Julio César, y él la descabelló) e instauró la autocracia y la figura de un Senado de pacotilla, que nunca renacería en una Roma oficialmente republicana pero solo de mentirijillas, y en absoluto demócrata, pues las elecciones en Roma eran tal cachondeo que ríete de ahora. No creó ninguna nueva realidad sino una dictadura con oropeles, más antigua que el mundo, que a partir de entonces, desde antes (Juio César otra vez) se dedicó a hacer guerras ofensivas a todos los países limítrofes hasta que hincaron los morros en la sempiterna Persia, educadora de occidente y del catetón Alejandro Magno, entre otros, por si alguien no lo sabe. Augusto fue un oportunista, suertudo e iniciador de una dinastía, la Julio Claudia, que ponto marcaría el camino convirtiendo las herencias monárquicas en una escuela sangrienta de cómo conseguir el poder a puñaladas. Por lo demás: Quede claro mi sentido pésame por la muerte de este señor y mis condolencias a su familia. Nada tiene que ver una cosa con otra, creo evidente.

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    • Mª Luisa 7 abril, 2017 / 8:27 am

      Bueno, la república romana precisamente no representaba al pueblo romano, sino a sus élites. Por otra parte, el partido llamado «popular» con raíces en Mario, no buscaba tampoco el poder del pueblo sino la limitación del de las familias aristocráticas. Todo ha sido siempre así desde que el mundo es mundo, pero aunque no nos gusten los julio-claudios -sobre todo los últimos- debemos reconocer que la Pax Augusta existió y eso en los albores del primer milenio ya es mucho.

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  4. Juan José 4 abril, 2017 / 10:17 am

    Precisamente estoy leyendo ahora Arte Romano de García Bellido: que Augusto encontró una Roma de adobe es cierto, pero no tanto que dejó una de mármol. Augusto continuó los grandes proyectos que César dejó sin terminar, y desarrolló otros propios,empezando a usar revestimientos y columnas de mármol con gran profusión.
    Pero la imagen de una Roma marmórea casi al completo es mas tardía.
    De todas formas, una aguda visión de este personaje que supo como pocos (César incluido) que el sistema político republicano ya no daba más de sí, y que implantó con cordura el Imperio que hoy todos conocemos y admiramos.Y en el que se miraron todos los imperios posteriores.
    No en vano, Roma siempre presumió con orgullo de ser «el ombligo del mundo».

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  5. Mª Luisa 7 abril, 2017 / 8:31 am

    Hasta ayer desconocía los detalles de esta funesta muerte y en consecuencia pido disculpas si mis comentarios no han hecho honor a la figura de este camarada.
    Descanse en paz

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  6. In mem Pasquale 9 septiembre, 2018 / 9:53 am

    Poco honor le haces con un artículo así cuando se suicidó precisamente por la ideología de quienes le rodeaban, ideología como la tuya. Es difícil ser homosexual en ese entorno… Sobre todo cuando tus ideas son parecidas a las de ese entorno y te llevan a un debate interno que al final te agota…

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